lunes, 1 de julio de 2013

De 15 a 20 (Capitulo 5)

V
1971-1976 

Ya dejando atrás la relación muy corta con Eduardo Mallen, comencé otra vida. Con Eduardo conocí el mundo de la marihuana. No fui ni adicta ni fumadora, pero el y sus amigos, si lo eran y demasiado. Era un grupo muy rebelde y hoy en día serian llamados delincuentes. A nosotros en esa época  creíamos y lo veíamos como tremenduras extremas. 

No me deja un recuerdo bonito. Fue muy amargo, pasaron cosas que todavía me afectan de solo recordarlas. Eduardo era muy intenso. Andaba en moto y la verdad yo sentía que me perseguía constantemente. Hijo de americanos, no tenia mucho control de sus padres y era dos años mayor que yo. Casi tres. Finalmente se acabo cuando conocí a otra persona. De Eduardo Mallen no quiero hablar. Su recuerdo es como un fuerte golpe que te quita parte de tu vida. Desde esa relación supe que mi autoestima estaba debilitada y así parece haber evolucionado en el tiempo. ya no fui mas nunca la misma persona. No le hicieron daño a nadie pero se portaban muy mal. Entre ellos estaban Ruben Zerpa, Luis Bruzual, Alirio Gomez. 

Fue la época de la marihuana, las patotas, películas como Las fresas de la Amargura, Woodstock y el rock pesado. Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Crosby, Still, Nash & Young. También los Rolling Stones, Los Bee Gees y Los Archies.

Ya cuando cumplí 15 años, conocí en Playa Azul a quien fuera el primer gran amor de mi vida: Perucho Delfino. Nos empatamos el 25 de julio de 1971 y terminamos, él no yo, el 25 de julio de 1972. Ese fue mi primer golpe en el corazón. Me enviaron porque accedí a la propuesta de mi mamá, nueve meses a estudiar a New Orleáns en donde no superé ese dolor. 

En New Orleans tampoco estaba bien. La estadía allá era en casa de la Negra Conaway. Vivimos varias personas en familia: Anita Moser, Maria Eugenia Otero, mi gran gran amiga. Froilán Monteverde, Nelly Carvallo, y los hijos y esposo de la Negra Joe, Kenneth e Ingrid. 
Anita Moser y yo en la lancha de Joe pescando cangrejos en  Blue Bajou, New Orleans, 1972

Por alguna razón nunca pude adaptarme a estar lejos de Caracas. Ya era 1972 y lloraba por Perucho todos los días de la vida oyendo un disco de Armando Manzanero. Mi año con el fue muy bello, recuerdo que iba a visitarme desde El Cafetal en autobús.  Que le regalé una vez una raqueta de tenis. Que gozábamos en Playa Azul en la playa, en las fiestas, que salíamos al cine en Caracas en grupo y que para mi éramos como Brad Pitt y Angelina Jolie, la pareja perfecta y nos adorábamos.

Mis amigos a quienes también amaba eran Alejandro Puyana, Alberto Chávez, Alberto Montenegro, Andres Garcia, Morela Delgado, las Parra, Ines e Isabel Lafee, Los Teran, Vivi Clavier, Las Niño.

Fue una etapa bella y la recuerdo feliz.


La fiesta de disfraces de Ingrid Roche, mi compañera del SJT. Me disfrace de cordobeza. Bello mi disfraz! Recuerdo que nos tomaron una foto en la puerta antes de entrar pero no me hicieron ni peinado ni maquillaje, eso lo hice yo misma. No recuerdo nada de esa fiesta. Nada. 

Solamente fui a dos bailes: los quince de Helena Lander y Tinti Mendoza. A ninguna las conocía tampoco. No sé por que me invitaron. A lo mejor estaba en una lista por ahí  Para la primera me arreglaron con un vestido de mi mama. Imagínense  yo de 15 con un vestido de MI MAMA! y para la de Tinti, me pusieron una chiva de Carmen Cristina, de un cortejo, y me encontré en la fiesta a Beatriz Henriquez, cuya hermana también había ido en el mismo cortejo y le hicieron lo mismo. Solo que su vestido al menos, tenia unas reformas y lucia un poquito diferente. Igual, me amargué! A mi no me hicieron baile de 15 años. Solo una reunión con una miniteca. Mi mama empeñada en que me empatara con Leonardo Ledezma que era mil veces mayor que yo y no me gustaba. Uf! termino pasando la velada con mi prima Melanie Esclusa.

Para colmo, el vestido de mi mamá se me rompió, no conocí a nadie interesante y casi no bailé en ninguno de los dos. Pero nada mas que estar con la Billo's era lo máximo.

La fiesta de la maxifalda de Titina Díaz. Los flamantes bailes de diciembre en el Caracas Country Club y el Club Valle Arriba.  Las fiestas sicodélicas se asociaban con la droga y, aunque no estaba ligada a ese mundo, muchos de los amigos sí. Algunos siguen adictos, la mayoría lo vivió como una etapa más. 


En esta etapa, a los 14 años, viví la primera pérdida de un amigo. Carlitos Aular se mató en un accidente de carro y fue muy doloroso. Nunca lo olvidé.

No tuve tampoco viaje de 15 años. Sucedió que cuando Ana Maria cumplió 15, decidieron mandarla y por supuesto, quedaba como feo porque a mi me habían dejado por fuera y entonces, a los 18 hicimos el viaje juntas. Fue con Teolita Troconis, la pasamos maravillosamente bien. Cada una por su lado porque no nos entendíamos ella y yo. Nunca nos entendimos, de mis hermanas, es con la que peor relación he tenido la vida entera. Todavía hoy hay resentimiento por, al menos, dos episodios muy amargos que me hizo vivir.

Mi regreso de New Orleans fue antes de lo previsto. No aguantaba. Lo único que me daba alegría era Maria Eugenia. No conozco un ser mas genial, ocurrente, divertido, alegre y cómica  Me alegra mucho que a pesar de muchas separaciones, siempre nos reencontramos y hoy siento que es y fue parte de mi. La quiero mucho.

Al regresar de New Orleans (o antes) estuve dos años en el colegio El Peñón. Allí fue otra la historia.

me gradué en el CDC. Fue muy linda mi graduación en el Circulo Militar. Yo fui la delegada para hablar en nombre de la promoción  Los padrinos fueron Rafael Caldera y Sonia, mi profesora de historia. En la noche salimos a rumbear Alejandro Romero, quien era compañero de estudios de Pedro y vivía en mi casa (no tenia novio, ni a nadie a quien invitar, recuerdo que me dio muchísima pena invitarlo, pero el estaba encantado de venir conmigo), y Pedro salió con mi compañera Beatriz Cardozo. La pasamos rico y recuerdo que Alejandro trabajaba en la POLAR y amanecimos dejándolo directo en la oficina! Esa noche fui feliz.
Pedro y yo después de jugar tenis. Foto: Jenny Suarez 1976

__________________________________________

Mi papá y mi mamá eran personas muy violentas. Creo que no eran muy felices. Mi papá tomaba mucho y llegaba muchas veces pasado de tragos. Mi mamá se molestaba mucho. Varias veces la veía llorar escondida. Pienso que ambos traían un equipaje de frustraciones, agresiones y amarguras de sus hogares. Nosotros pagamos esas facturas. Las reprimendas eran horribles, correazos, golpes, y hasta zapatazos. Recuerdo que mi mamá me agarraba por las orejas y me golpeaba la cabeza contra la pared. Recuerdo una vez que casi no podía respirar cuando mi papá me pateaba en el piso porque me había quedado a dormir en casa de Malila. Gracias a Dios la psicóloga que me veía entonces pudo detener las golpizas y los maltratos, aunque no a tiempo. El daño estaba hecho. Carmen Cristina se convirtió en mi acusador y verdugo. Era un fastidio. Parecía que vivía nada más para agredirme. Por todo me acusaba e intervenía cada vez que pedía un permiso. No sé quien le dijo que las hermanas mayores tenían derecho a decidir sobre la rutina de los menores. Hoy la llamo la "madre superiora". Pedro Elías era menos entrometido, más dulce y menos agresivo. A veces se hacía la vista gorda y evitaba pelear. Me acusó una vez que me vio fumando. Mi mamá me dio una cachetada fortísima   Pedro era muy dulce. Recuerdo más peleas que fiestas de cumpleaños. Atesoro que hayamos salido juntos el día de mi graduación  De hecho la única celebración que recuerdo es mi primera comunión que la festejamos en conjunto Andreína mi prima y yo. Y eso porque guardo una foto. Y recuerdo que Apa me regaló una pluma Parker en un cumpleaños. Los 15, cuando a todas les hacían un baile con la Billo’s, yo invité un grupito a bailar con una miniteca. Eso es lo único que recuerdo. Es increíble no recordar que alguna vez soplé las velas de una torta.

Lo peor de mis 14 años fue Eduardo Mallen. Esa persona me hizo vivir los momentos más duros de mi adolescencia, sin temor a equivocarme. Gracias a Dios que fui siempre fuerte (o eso creí) y no es parte del pesado equipaje que de adulto, llevo sobre mis hombros.

No era muy popular entre los chicos. Después que Perucho y yo terminamos, no tuve más novio por mucho tiempo. Salir del colegio fue bastante difícil porque dejaba muchas amigas. Etiquetada como una niña temible, tremenda, de cuidado y poco aconsejable como amiga. Vivía una etapa de rebeldía en la que comenzaba a ver a mis padres con cierta rabia. Todo me lo cuestionaban, nada estaba bien hecho, siempre tenía defectos, todo podía hacerse mejor, nada parecía hacer feliz a mis padres de mí. Por eso me gustaba cuando me enfermaba, de alguna manera, era sólo entonces cuando teníamos alguna conexión. Mi papá comenzó a ausentarse cada vez más. Tomaba mucho y tenía romances en secreto. Carmen Cristina se casó por primera vez con Eduardo Ciliberto. Tenía 23 años aproximadamente. Una niña, según mi punto de vista, y ya entonces mi papá estaba ya alejado de mi mamá. Con la misma mujer con quien estuvo hasta que murió.

Perucho nunca más volvió conmigo. De hecho cambió mucho. Tanto, que su familia tomó la decisión de irse a vivir a USA y no lo volví a ver hasta mucho después. Pasaron muchos años antes de olvidarlo por completo. Creo que nunca lo olvidé totalmente. Quizás mi corazón sabía que nunca más encontraría un amor igual y se negaba a la separación.
Hasta aquí mi vida fue una medianamente normal: una familia numerosa con sus pleitos y sus viajes a la playa en vacaciones. Unos padres unidos y mi primer fracaso afectivo. Normal. Llegué a mis quince años creyendo que lo había hecho ilesa. Que equivocada estaba.
____________________________________________

No hay comentarios: