domingo, 30 de junio de 2013

Llegar a los 15 (capitulo 4)

Y me dio tosferina. Lo recuerdo bien porque enfermarme obligaba a mi mamá atenderme como sólo en esas ocasiones lo hacía y me hacía sentir querida e importante. A veces cuando hablaba por teléfono me le recostaba en las piernas y me hacía cariño en el pelo, el encanto terminaba cuando al concluir su llamada, y darse cuenta de que estaba en su regazo, me sacudía de allí. 

Otras enfermedades “importantes” fueron la vez que me salieron aftas en la boca por comerme las uñas, cuando me encontraron lombrices y creían que tenía un soplo en el corazón, además de gripes y fiebres de rigor. En ese entonces nos mudamos al Country Club.

Jugaba con la Barbie, tenía varias, ladrón y policía, quemado, escondite y la ere paralizada. Como cosa curiosa, nunca entendí para qué escribía cartas al Niño Jesús. Nunca me traía lo que le pedía.

Mi papá estaba poco en la casa. Por lo menos no lo recuerdo sino cuando íbamos a misa, los domingos y cuando nos íbamos a Playa Azul. El nos llevaba a la Iglesia, pero nunca entraba. Se quedaba afuera fumando, sellando los cuadros del 5 y 6 y compraba cuanto libro encontraba en la Librería de la Iglesia Don Bosco. Mi papá era un hombre que se trasladaba de un extremo al otro en cuanto a sus afectos: de la ira descontrolada al ser más cariñoso del planeta. No era nada comprensivo, era terco, autoritario y violento. Se hacían las cosas como él quería y su autoridad estaba basada en el pánico que ocasionaba la sentencia de mi mamá: se lo voy a decir a tu papá.

Recuerdo también cuando fui al Cine Lido a ver Blanca Nieves. No me llevó mi mama, me llevo el chófer y me acompañó la niñera. Recuerdo que estábamos viendo la película y cuando llegó la escena en la
10 años
que la bruja, disfrazada de viejita, se acercaba a la princesa con la manzana envenenada, yo brinqu
é del asiento y Salí corriendo del teatro porque no pude soportar verla “morir”.

Los vecinos. Primero los Mazzei: Marianella y otro hermano mayor quien no recuerdo. Adriana, mi mejor amiga y Bernardo. Dos alemanas de paso por esta capital. Goldy y Titina, más amigas de mi Carmen Cristina, así como Marisol Guillén y su linda mamá. Helena y el Flaco Rodríguez, muy amigo de mi hermano mayor y único varón, Pedro Elías. Después recuerdo a los Bustamante, con los que coincidí años más tarde en el Colegio, Marisol y José María Tellerías y los Cuevas, que vivían justo al frente de la casa El Bejucal.

Mi maestra de segundo grado era bella, la señorita Carmen. Mi mejor amiga era Carolina Ruiz y también Corina Azopardo, en tercer grado la maestra fue la señorita Olga que era bravísima y les pegaba a las alumnas. Una vez agarró a Corina por la pollina, porque no veía lo que leía en voz alta, y haló tan duro y con tanta rabia que la tiró al piso. Lo mismo le hizo a Lucía Landáez. Yo le tenía pánico, terror. Pedro Elías era el único que me entendía. De 9 años se lo conté y él de 12, me decía que debíamos ir al Ministerio de Educación a poner la denuncia. Todavía hoy me pregunto cómo es posible que dejaran que eso sucediera. Los mismos padres lo permitían. A los míos nunca les pareció que eso era insólito. En cuarto grado, me tocó la señorita Alba, pero para mi pesar, me rasparon e hicieron repetir con la hermana María Luisa. Allí conocí a mis mejores amigas María Margarita Larrazábal y Erika Kubler. También a María Eugenia Rotundo y a Malila Pulgar. Hoy todavía están conmigo y la vida me las sigue regalando. En quinto grado me tocó la temible hermana Redentor y en sexto la hermana Irma.

Una de mis mejores amigas también lo fue Maria Cecilia Nouel quien vivía al salir del colegio en Las Palmas. Era y sigue siendo, bella, tranquilita y super calladita. Quizás por eso no nos vimos más porque yo no pegaba con ella. Hoy, que la he redescubierto, encuentro muchísimos puntos de coincidencia entre las dos.

Luego de unos años en los que los tres éramos felices, mi mamá y mi papá tuvieron la ocurrencia de salir embarazados tres veces más, y así fue como en un abrir y cerrar de ojos, haciendo trío de escalera, nacieron Ana María, Adriana Carolina y Melanie de Lourdes, quien odió toda la vida que la llamaran así. Obviamente se llenó el cuarto de agua, a mi papá le estaba yendo muy bien en la Papelera Industrial, y entonces hicimos maletas para mudarnos al Country Club, a la quinta Annina, en honor a una yegua que le corría en el hipódromo… Con cinco mujeres en la casa ha podido llamarse Adriana que es la “quinta” hija, eso hubiera tenido más sentido, totalmente absurdo ponerle el nombre de un animal. Por lo menos eso fue lo que hizo Pablo Moser cuando le puso a su casa el nombre de Marta, su quinta hija.

Mientras más masa, más mazamorra. Seis hijos es un gentío horroroso. Creo que eso colmó el vaso para la capacidad de comprensión, amor y entendimiento de mi mamá. Además de lidiar con un esposo beodo, parrandero y jugador, ahora también seis hijos, cada uno con su pan debajo del brazo. Unos mejores y otras no tanto. Mi papá era como una especie de doctor Jekyll and mister Hyde. Podía pasearse desde el ser más alegre, bonchón, chistoso y cariñoso a un ogro enfurecido capaz de golpear la mesa, la humanidad de otros y hasta el alma.

Ahora que lo pienso entiendo muchas cosas, entre mi primer ano y el quinto, nacieron 3 criaturas, como mi mamá iba a ocuparse de mí si cuando yo tenía 6 o 7 anos, tenía 3 hermanas mas chiquitas que yo?

Las piñatas

Recuerdo con precisión tres piñatas en toda mi vida. De verdad solo recuerdo tres. Ninguna mía. La primera y la más memorable fue la de Anabella Rotundo. Fue un día bellísimo en su casa de La Castellana, yo no era amiga suya, pero nuestras mamás si lo eran y por eso me invitaron. Anabella murió en el terremoto de Caracas de 1967, en Charaima. La recuerdo muy bien. Era rubia y de ojos azules, se parecía a Alicia, la del País de las Maravillas. Ese día había mucha gente pero lo que más recuerdo de esa fiesta de cumpleaños, fue la piñata justamente, era un indio grandísimo y gordísimo. Eramos muchas niñas más las niñeras que las acompañaban, ellas eran un peligro porque se colocaban mejor por ser más altas que nosotras y extendían los delantales de sus uniformes para poder capturar juguetes cuando se rompía finalmente la piñata después de tanto palo. Yo estaba sola pero ahí me quede en la rueda dándole palo y esperando el momento. Recuerdo que cuando el indio abrió su barriga, cayó algo así como una cascada de esas del río Caroní. Eran miles de juguetes y caramelos y de todo que me tumbaron al piso. Era como un camión de tierra que vacían en una construcción. Fue divertido y nunca, nunca recuerdo otra piñata más grande y llena que la de Anabella Rotundo.

La segunda fue en casa de Malú Vogeler. Tampoco era amiga mía pero Anabella su hermana y mi hermana Carmen eran amigas así que supongo que por eso me invitaron. El recuerdo de esa piñata, en el Country Club, es la película que nos pasaron al aire libre como a las 7 de la noche: El pequeño Samurai, en dibujos animados. Supongo que era una novedad, yo me quedé pasmada con la película y me enamoré y todo del samurai. Fue buenísimo, además duro mucho porque nos fuimos después de la película como a las 9 de la noche!

La tercera que me acuerdo fue la de Melanie mi hermana, de disfraces, en nuestra casa del Country Club. Fue un piñatón de disfraces y el tema era la muñeca de trapo de Raggedy Ann. El disfraz de ella fue espectacular. Y el maquillaje ni hablar. Fue una fiesta a todo dar, no faltó nada.

Entrando a la adolescencia

En primer año, en 1970, ya de trece a catorce, me porté muy mal. Quizás era para llamar la atención. Era tremenda, no muy buena estudiante y ya aparecían los novios y grupos de amigos. Eduardo Mallen, los Banana Split, Playa Azul, el Country Club, las fiestas y las vacaciones eran lo máximo. Pero todo tiene un fin y me botaron del colegio porque además raspé Matemática. El castigo fue todas las vacaciones de verano encerrada… en Playa Azul. La lección la aprendí: más nunca en mi vida me rasparon en ningún trabajo, ni siquiera en un examen de sangre… Me botaron del colegio y así dejé atrás los retiros, las misas y el uniforme azul, con mis amigas Lolita  Mármol, Laura Ruan, Adriana Mayorca, Carolina Maggi y muchas más a quienes más nunca vi hasta mis cuarentas.


Tengo que mencionar a mis amigos de Las Palmas: Juanito Tezak, Cabeto Machado, Carlos Paredes, Gonzalo Sader, Luis Bruzual, Alirio Gómez, Las Capriles…Algunos aparecieron mil años después por esa maravilla tecnológica que se llama Facebook. Hasta mi cuñada Petunia!

miércoles, 26 de junio de 2013

Llegar a los 10 (capítulo 3)

III
1961-1966

Al pasar a segundo grado entré con Carmen Cristina al San José de Tarbes, en la Florida. Mi maestra era la Srta. Carmen. Corina Azopardo era una de mis mejores amigas junto con Carolina Ruiz, Erika Kubler y Maria margarita Larrazabal. No recuerdo las razones del cambio, pero tuvieron que ver con Carmen mas que conmigo. Yo venia de primer grado y creo que me hicieron repetirlo, con la Srta. Alba. Así que del San José tuve dos grupos de promociones. Donde estaba María Eugenia Franchesci, Maa Elena Betancourt, Eleonora D'Ascoli y Diana Hernandez que también repitió. Esa repetida fue con la hermana Maa Luisa, hoy Frida María Caraballo, porque dejó el noviciado. Allí las cosas fueron mas estrictas y nos castigaban mucho por cualquier cosa, sin recreo, sin ir al baño, sin salir a la hora, cosas así.

Pedro estaba en el Colegio San Ignacio de Loyola, desde kínder hasta que se graduó, lo que se llama ser Senior. Luego Carmen se fue a Estados Unidos por un año, y no resistió mucho porque estaba enamorada de Apa y lloraba mucho. Entonces la trajeron de vuelta. Eso fue en 1965. Los Beatles estaban en pleno auge y eran (fueron, son y serán) un fenómeno musical mundial. Carmen se planchaba el pelo con la plancha de planchar, eso me impactaba mucho porque era peligroso, no sé cómo no le daba miedo.

El colegio San José de Tarbes es muy bonito y grande. Allí conseguí mis primeras amigas y algunas todavía lo son. Recuerdo mucho el olor de la mirra en las misas de primer viernes, la iglesia del colegio que es hermosa!, la profesora de gimnasia que decía “cuclillas, ya!” y era muy divertido y el patio central de primaria con la virgen. La hermana Redentor, la señorita Olga que nos pegaban y halaban el pelo como si fuéramos muñecos de trapo.

Pedro jugaba conmigo siempre y cuando no hubiese otros primos con nosotros. Cuando venían Alejandro, Andrés o José Ricardo, se burlaban y escondían de mí. Pero con él aprendí a jugar perinola, la vieja, metras y además a subirme a las matas y a montar bicicleta. Tenía muy buen carácter. Aunque a veces se ponía muy bravo. Mis primos Alejandro Peña y Andrés Sosa eran los que siempre venían a mi casa a jugar.
A veces me hacia maldades también  una vez me estaba ensenado a hacer kárate y me hacia golpear con fuerza el brazo de un mueble usando una almohada de colchón  pero de repente, quitaba la almohada y me pegaba durísimo. Y a veces, porque me toco compartir el cuarto con el durante unos anos, peleábamos y la verdad recuerdo que me pegaba duro.

Un tiempo estuvo en la casa mi tía abuela. De mi tía María Luisa, hermana de mi abuela Ana Teresa, recuerdo sus cariños, su amor por nosotros, su paciencia y su dulzura.  No sé cuánto tiempo estuvo, pero dejó su huella en mi por lo amorosa, atenta y preocupada por nosotros. Me acuerdo sentada en sus piernas viendo televisión, acompañarme y sobarme la barriga en las tardes cuando, por no poder ir al baño en el colegio, que no me dejaban ir, el dolor me mataba, casi literalmente. Tenía 9 años. Veíamos juntas un programa en el canal 13, el canal del conejo, que se llamaba algo así como Match 13, que era como memoria, y lo conducía Cappy Donzella, antes de meterse a hippy.
Ya Carmen Cristina andaba en sus salidas con chicos y Pedro Elías prefería estar con los varones.  Yo estaba siempre como que sola por ahí.
Recuerdo dos regalos de Navidad maravillosos, mis favoritos. Mi abuela Ana Teresa, un diciembre, me dio un pianito rosado lindísimo!!! Lo ame. Mi abuelita murió en 1967, un 27 de diciembre, de un infarto. Creo que no tenia ni 60 años. Mi mamá estaba en estado de Melanie, mi hermana numero 6. Después de Ana María nació Adriana al año y luego Melanie. El segundo regalo favorito me lo dio Mimía, más adelante y fue una máquina que hacia algodón de azúcar. Quién podía querer otra cosa?

Dos recuerdos terribles tengo de esa época  el primero tuvo que ver con un tipo que toco el timbre a mediodía en la casa. Yo estaba esperando el transporte. Hasta recuerdo que tenia el unirme de gimnasia. El venia con una campaña que era para la polio "Colabora con la olla". Yo tenía como 7 años. Mi mamá estaba durmiendo la siesta. No había más nadie. Yo abrí y el me llevó a la parte de atrás del jardín  Me hizo levantarme el uniforme y enseñarle de la cintura para abajo. No pasó de ahí, creo, pero recuerdo su cara, su olor, y ese momento tan extraño que nunca conté a nadie y hasta hoy escribo sobre eso.

Lo segundo que me sucedió fue que un día salí a buscar mi velocípedo a la casa de Marisol Tellería, mi vecina, porque mi mamá, iba a dormir siesta y me dijo que no saliera. Carmen Cristina la levantó y me acusó. Al regresar con mi juguete, me desvistieron las dos, mi mamá con una correa que mojaba dentro de la piscinita del jardín, me dio correazos en las piernas. Recuerdo que ni las medias por la rodilla me tapaban las marcas y las costras que me dejó esa pela.

Mi tío Rafael también iba mucho por la casa. Sigue casado con mi tía Joyce, una gringa que por más anos que lleva en Venezuela, todavía habla complicado. Ellos celebraron en mi casa, la tradición de EASTER, escondían los huevos de Pascua en el jardín y nosotros teníamos que encontrarlos. Yo me divertía full con ese evento. Cuenta la leyenda que a veces venían invitados muy allegados a la familia. Sucede que Astrid Salazar me cuenta que ella participo una vez y descubrió donde estaban escondidos los huevos y que me lo contó y yo de inmediato... la acuse!!!!! Que horror. Ella me lo cuenta en 2007, cuando la reencuentro en República Dominicana!!! Gran amiga. Mal hecho de mi parte acusarla. Seria que eso fue lo que aprendí a hacer? Acusar? Que malo eso. Hoy ya lo olvidamos!

A los 7 hice la Primera Comunión. Un 13 de junio, día de Corpus Cristi. En el colegio Teresiano, antes de cambiarme. Lo celebramos juntas mi prima bella Andreína y yo. 

El primer regalo que me dio una persona grande, fue una pluma Parker. Un regalo de gente mayor y yo feliz. Ese regalo me lo hizo Apa, el novio de Carmen Cristina. 

Recuerdo a la profesora Maria Elena. Una señora que me daba clases particulares de matemática porque nunca entendí bien esa materia. Siempre me costó mucho pasar esa materia. 

Recuerdo un fiestón que hizo Carmen Cristina, con una banda que se llamaba "Los Fugitivos". Yo me asomaba de la escalera a verlos bailar en el comedor. 

Ibamos a veces al hara de Eduardo Larrazabal, veterinario, amigo de mi papa y tío de Maria Margarita, mi amiga, mi hermana de corazón  alguien quien siempre tengo presente a pesar de la distancia y lejanía. La adoro. 

Y de esa época recuerdo una vez que me enfermé y de repente acostada vi pasar a mis papás por la puerta con maletas, me dijeron que ya venían. Pedro y Carmen también se despidieron. Pasaron 8 días. Se habían ido a un crucero por el Caribe y yo me quedé en la casa al cuidado de la cargadora. Fue horrible la experiencia. Nunca entendí por que me dejaron y no me llevaron con ellos. Nunca. Cada vez que lo comentaba se reían.

De mis hermanitas, esas tres que nacieron de un tirón, varios anos después de ser solamente Carmen, Pedro y yo, no recuerdo mucho. En un tiempo, ya Carmen saliendo con varones, Pedro con sus panas y ellas tres muy unidas y seguidas, yo estaba como en el medio más sola que la una.

Pedro y yo una vez tuvimos un accidente en su bicicleta. Nos estrellamos contra una pared. Le cogieron 10 puntos. Yo no me podía parar del piso. Fuimos a la clínica El Avila, allí lo cosieron y a mi nada, no podía pararme. Hasta que llegó mi papa y me hizo levantarme de puro terror. Esa noche vomité en la cama durmiendo. A los días de eso, mi papá le regaló la bicicleta a los muchachos del barrio. Creo que Pedro nunca se lo perdonó. Era verde, rin 26.


domingo, 23 de junio de 2013

Mis primeros 5 años [capítulo 2]

II
1956-1961
La verdad es que no recuerdo mis primeros 4 años. Sé que me bautizaron en la Iglesia El Recreo de Sabana Grande porque hay una foto por ahí  Mis padrinos fueron mis primos Francisco Mendoza Lehman y Beatriz Febres Cordero. También sé por mi primo Henrique Peña Esclusa, que hacía unos ruidos horribles cuando me dejaban en el corral para que me sacaran. El dice que era yo brava, muy brava, y que por eso hacía así. 



No recuerdo si estuve en algún kinder antes de entrar al colegio Teresiano, desde donde comienzan mis primeras memorias escolares. En cuanto a mi vida, recuerdo que vivía en Altamira, otra casa, en la cuarta avenida, de nombre El Bucaral. Sé que tuve una nana que era de Santiago de Compostela y se llamaba Guadalupe. Me quiso muchísimo, la recuerdo perfectamente, porque nos visitó mucho después claro, por eso la recuerdo. Recuerdo su cariño y sus cuidados. Lloraba de emoción cuando me veía  era algo que nunca me había pasado. De verdad, era un cariño inmenso el que sentía por mi. Recuerdo varias de mis cuidadoras, con ellas jugaba mucho. Una se llamaba Seferina. No recuerdo a mi mamá sentarse a jugar conmigo nunca. Ni recuerdo tampoco celebraciones de cumpleaños.

Mis evocaciones arrancan desde los cinco años más o menos. En el Colegio Teresiano de La Castellana, por Santa Teresa de Jesús. Al lado del Colegio San Ignacio. Obvio, soy católica y hasta los 16 años creía que el mundo entero también lo era.



El colegio me gustaba y en mis memorias tengo presente a la madre Blanca, mi maestra de Preparatorio. Recuerdo perfectamente las vocales en el pizarrón, el mueble de gavetas de colores sobre el cual nos aprendíamos sus nombres en inglés y también como una vez, de pura vergüenza por un regaño, lloré tanto que no pude levantar la cabeza del pupitre porque estaba lleno de lágrimas y mucho moco. También recuerdo que en un recreo, saltando la cuerda casi me degollo y cómo una vez me dieron una pela horrible porque el dinero que me dieron para comprar un lápiz, lo gasté en chucherías. El valor desperdiciado en mi deseo infantil por los dulces fue de entonces, 0.25 céntimos de un bolívar. Carmen Cristina me acusó. Siempre me acusaba de todo lo que hacía mal o equivocado o como fuera. Recuerdo a Alesia Miranda y a Celina Ross, mis mejores amigas. Recuerdo también haber estudiado piano en ese colegio.

Éramos entonces, papá, mamá, Carmen Cristina, Pedro Elías y yo. Vinimos a vivir allí desde la quinta Serenata, una cuadra más arriba. Mi casa era linda. Tenía un jardín central con una piscina rectangular de fondo llano, más ornamental que otra cosa. Servía además para mojar la correa antes de una buena paliza. Hace poco supe que esa piscina se llama en realidad “espejo de agua”.


En las mañanas pasaba el panadero en su motoneta con cava lateral y dejaba el diario y algunos panes dulces. Los sábados por la mañana pasaba Clemente, con sus caballos, para llevarnos a galopar sobre el asfalto de la urbanización. Llegamos a ser todos unos expertos. En la televisión daban Rin Tin Tin, Hechizada y El Zorro. Los domingos íbamos invariablemente a misa de 11:30 de la mañana en Don Bosco, luego a casa de Mimía, mi abuela por parte de padre, y luego a las galerías de arte o al hipódromo, donde mi papá tenía caballos de carrera. 

A los 5 años entonces, nació Ana Maria, quien se convirtió en la consentida de mi papa. La vida era muy familiar, a menos de dos cuadras vivían mis primos Pérez Michelena Esclusa, hijos de José Luis y Ana Dolores, una hermana de mi mamá muy bella y encantadora, mis primos cuatro varones. Y mis primos Esclusa Mancera, casi frente a la entrada a Sabas Nieves, El Avila. 

Pronto la vida cambiaría porque entraría a otro colegio y mas familia se agregaría a la actual.

Otro de los recuerdos bonitos que tengo de mis primeros días en el mundo, es cuando íbamos a Playa Lido en Macuto. Y cuando una vez alquilamos una casa en Los Corales. Montaba velocípedo y jugaba mucho con mis primos, la familia era grande. Los Corales era uno de los lugares mas bellos por los alrededores de Caraballeda, urbanización muy selecta de La Guaira, estado Vargas. Y Playa Lido me encantaba porque el edificio de residencias estaba apartado de la playa por la carretera que sigue hasta Naiguatá y Los Caracas, entonces para disfrutar del mar había que pasar por un túnel. A mi me parecía esa travesía excitante y divertida. Recuerdo a los hermanos Vizcarrondo y a los Lacavalerie, Musiú, su esposa y sus hijos. Uno de los mejores animadores de televisión quien fue amigo de mi papá. Casi todos los fines de semana, el plan era bajar a Macuto y así fue como comencé a fascinarme con el mar y aprendí a nadar como un pescado. De allí  mi fascinación por la playa, el sol, la arena y andar descalza y en traje de baño!

sábado, 22 de junio de 2013

Mi vida en un blog

Desde hace mucho tiempo, aproximadamente 8 años, se me ocurrió escribir mi vida. El interés y la única motivación fue el de dejarles a mis hijos mis experiencias, vivencias y sentimientos a través de los tiempos, por aquello de que, mientras son niños y adolescentes, no se interesan mayormente por lo que sienten, piensan o viven sus padres, pero cuando crecen, conocer mas profundamente sus raíces,  por qué somos como somos, qué situaciones, experiencias o antecedentes marcaron esas vidas que hemos tenido y tienen tanta influencia sobre nosotros, despiertan esa curiosidad y ese interés que cuando somos mas jóvenes no se presenta.
Este blog es tan personal que yo siento que solamente lo leo yo pero espero que, llegado el momento, mis hijos y quizás mis nietos, lean y me conozcan en profundidad, mis sentimientos, lo que me importa, lo que sé y lo que no sé, mis aciertos y mis errores y puedan aprender algo de esto, que los ayude a ser cada vez mejores personas. Iré agregando paulatinamente los capítulos, a medida que ademas, agregue recuerdos que había olvidado. Hijos míos, esta he sido yo.

MI VIDA

I
Me gusta bajar caminando por la cuarta avenida de Altamira en Caracas. Desde la primera casa, donde vivían los Dona, las memorias comienzan a agitarse suavemente pidiéndose permiso para ocupar el primer puesto de la fila. Otras… se quedan atrás y quisieran nunca llegar al espacio del recuerdo.

Nací el 15 de abril de 1956 en la clínica Méndez Gimón de la avenida Andrés Bello, Parroquia El Recreo, Municipio Libertador. El partero fue Reynaldo Febres Cordero. Fue aproximadamente a las 9 de la noche. La hora es incierta porque mi mamá no se acuerda y no hay registro de la hora exacta de este evento. (Hecho que siempre se asoma cuando quiero conocer mi carta astral, por ejemplo). El recuerdo o la anécdota que gira alrededor de mi nacimiento, es que cuando mi mamá llegó a la clínica, el médico le dijo que no era hora de parir todavía y que él se iba a cenar. Cerca de las 8:30 mi mamá, adolorida y con contracciones, dijo que ahí venía yo y mi madrina de confirmación, Josefinita Luciani (la mejor amiga de mi mamá por muchos años), le abrió las piernas y le dijo que pujara hasta que nací, morada, casi asfixiada y luego entonces apareció el genio del doctor. Así que no hubo anestesia, ni quirófano. Mi mamá sólo recuerda que se rajó desde el pubis hasta las nalgas y le cogieron 25 puntos de sutura. 
Nací cuasi sin vida…ese es el cuento. De allí es que mi abuelo llamaba a mi madrina “puja puja”. Dice mi madrina también que lloré mucho y que estaba morada. El porqué me llamaron Maria Elena tampoco tiene historia. Simplemente fue porque a mi mamá le gustaba ese nombre. No hay anécdota. No hay ningún recuerdo feliz, especialmente. Asi me lo narraron. Eso me hizo la tercera hija del matrimonio de Fernando Mendoza Aristeguieta y Maria Cristina Esclusa Montero, después de Carmen Cristina, de 6 años y Pedro Elias, de 3. Esa era, al momento de mi llegada a este mundo, mi familia inmediata. Entiendo que vivíamos en Altamira, en una casa llamada SERENATA, al pie del Avila, sultana de Caracas. Nuestro emblema urbano, el pulmón de la capital de Venezuela.

Bajo el signo zodiacal de Aries, unos dicen que con ascendente en Sagitario y otros Escorpio, morada, llorando y atravesada a la hora de la cena, un domingo, nací.

domingo, 16 de junio de 2013

Para el nino Africano hoy que también es su dia

Este domingo 16 de junio la Unión Africana (UA) conmemora el Día Internacional del Niño de ese continente, fecha que tiene como propósito llamar la atención pública sobre las vidas de los niños africanos, con especial énfasis en la protección de sus derechos humanos.
Esta efeméride fue proclamada por la Unión Africana en junio de 1991 para honrar a todos aquellos que han dado sus vidas por la libertad en Suráfrica.
Con la incorporación de esta fecha, la Unión Africana ha llamado la atención sobre la precaria y difícil situación no sólo de los niños en el Sur de África, sino también a la ardua situación de los infantes en todo el continente africano.
En junio de 1976, en el Levantamiento de Soweto (Johannesburgo, Suráfrica), miles de escolares tomaron las calles, en una marcha de casi un kilómetro de largo, para protestar por la inferior calidad en la educación y para reclamar su derecho a ser educados en su propia lengua. El Afrikáans era el idioma obligatorio de enseñanza.
La población protestaba también contra la política de apartheid del Partido Nacional, el partido nacionalista afrikáner, que era entonces el que gobernaba el país.
En las manifestaciones se produjeron enfrentamientos y cientos de escolares fueron tiroteados. En las dos semanas de protestas que siguieron al suceso, más de 100 personas murieron y alrededor de mil resultaron heridas.
En la zona de Orlando, la policía abrió fuego contra una manifestación de 10 mil estudiantes, varios cientos de aborígenes murieron a lo largo de los 10 días de protestas. Este suceso dio inicio a una cadena de acciones internacionales que llevaron a la caída del régimen del apartheid.
Para todos esos ninos en Africa mi pensamiento y mi deseo por el cambio del mundo que tanto anhelamos.

En el Dia del Padre

Mi padre fue un hombre responsable en su trabajo, ambicioso en los negocios y siempre procuro darnos a sus hijos lo mejor en educación, viajes, y sobre todo siempre promovió el crecimiento profesional, jamas dudo en darnos dinero si se trataba de invertirlo en crecer intelectual y academicamente.
Por su puesto, tenia defectos. No fue un compañero como lo son muchos padres mas actuales, mantenía esa distancia del siglo pasado de "yo soy tu papa", que significaba que una barrera separaba intimidades y confidencias.
Mi padre tenia un carácter muy fuerte pero era un hombre cariñoso, leal, buen amigo, luchador, defensor de sus hijas e hijo a capa y espada y con muy buen humor, cuando estaba de buen humor.
Mi padre también tenia defectos, los cuales eran medianamente graves mas sin embargo, yo pude comprender al final de sus días, las razones de sus desmanes y desperfectos.
Mi padre al menos conmigo, de sus seis hijos, profeso siempre un gran sentido de la justicia, jamas tuvo preferencias marcadas entre nosotros. Fue un emprendedor, un buen negociador y un buen proveedor.
Lo quise mucho y lo sigo queriendo a pesar de las carencias que tuvo y que le toco vivir, porque la paternidad ha cambiado mucho y aun con limitaciones siempre nos dio lo que tuvo en sus manos y jamas nos desamparo.
Siendo un hombre violento, tuvo sus días oscuros y amargos. De esos, no quiero acordarme aun cuando hay marcas y huellas en el alma.
Hoy Día del Padre, te recuerdo papa. Me haces mucha falta y te llevo incrustado en mi corazón, con lo bueno y con lo malo, con lo dulce y con lo amargo, con lo oscuro y con lo claro porque si algo me ha ensenado la vida es que no es blanco o negro sino lleno de matices y colores y hay días lluviosos y días de tormenta pero en los días
de siembra, sol y cosecha, es que se cultivan las mejores providencias.
Gracias papa por haber sido tu el que me toco a mi. 

lunes, 10 de junio de 2013

A que puede llamarse país?

Venezuela se ha convertido en un país extremadamente peligroso y muy difícil. Algunos definen el régimen como Neototalitarismo, otros Castrocomunista, otros dictadura. El hecho real y cierto es que en pleno siglo XXI, aunque la historia se repita, las cosas no se llaman igual porque nada es igual, ni la gente, ni el clima, ni la cosecha, ni la producción. Como nada es igual y en esencia puede parecerse a otra cosa pero es original, Venezuela se ha convertido en un país de miserias, apatías, desesperanza, indiferencia, delincuencia, escasez, violencia y agresividad de proporciones inenarrables, dolorosas y delirantes.
Vivir en Venezuela es atravesar diariamente las calles de la amargura, respirar aires de miedo y terror, sentir la rabia y las discriminaciones políticas hasta en la manera de abordar un autobús.

Los venezolanos hemos ido incorporando todas estas características en nuestro ADN como si fuera una droga, sin la cual no podríamos vivir porque hay que estar en sintonia con estos sentimientos para poder sobrevivir.

Ya estamos aceptando que diariamente mueran mas personas que en países en guerra abierta, que debamos hacer horas de cola para pagar en un automercado las tres cosas que conseguimos y sufrir porque no se consigue papel tuale.

Las universidades están a punto de colapsar porque los profesores no tienen recursos para vivir mientras el gobierno gasta en satélites espaciales y viajes al Vaticano cuando ni siquiera sus representantes son católicos.

Pero lo peor de todo es tener un país estero que acepta día a día las injusticias en las cárceles, desempleo, asesinatos, falta de comida, expropiaciones, escasez de viviendas y paz, el deterioro de las infraestructuras, falta de maestros con salarios decentes, familias a punto de perder viviendas, hospitales sin recursos y epidemias mortales que acosan a los ciudadanos.

Un país lleno de gente que no protesta, que acepta, que no reclama sino que se queja, que no hace nada sino conversar con el vecino, que no actúa sino que espera.

Un país que perdió las ganas de vivir? Un país que no es capaz de ensuciarse los zapatos para meterse en el pantano de la protesta y exigir sus derechos. Nos acostumbramos a comer basura. Asi parece, porque siempre estaremos esperando a otro que soluciones nuestros problemas, porque somos muy cómodos, muy estúpidos y muy conformistas.

No hay Dios, ni Virgen ni ejercito que haga nada por un conjunto de personas que dejan caer la vida en frente de sus ojos sin mover un dedo por evitarlo, combatirlo y acabarlo.