miércoles, 11 de diciembre de 2013

Y me llego mi Pixo en 1993!

Lo más lindo me sucedió otra vez!: Nació mi segundo hijo Gustavo. Mi sol, mi día, mi polémica, mi argumento, mi vibración. Cuando Gustavo nació, parecía un melocotón, un durazno, blanquito, rosado, y rubio para sorpresa de algunos quienes pensaban que nacería otro negrito como Andrew. El 15 de septiembre Francisco Alliegro hizo la cesárea para sacarlo y todo fue muy rápido y sin inconvenientes. Nació a las 11.40 am aproximadamente. Concebido en enero en Miami, Gustavo llegó a darme otra vez la alegría de ampliar mi familia y sobre todo darle a Andrés un hermano para la vida. En la Clínica El Avila estuvieron la familia y los amigos, sobre todo los de Gustavo papá relacionados con el buceo. Recuerdo que en la noche de ese 15 de septiembre no podía dormir y pasé la noche cantando en mi cabeza la canción de las tortugas Ninja… nunca lo olvidaré. Andrés estaba estrenando su uniforme del colegio San Ignacio, en kínder y un día me llamaron a preguntarme si pasaba algo en casa porque Andrés se comportaba rebelde, fastidioso en clase. Al ir a buscarlo, en el carro, le pregunté y le dije “mi amor, tienes que portarte bien porque ya sabes lo que costó conseguirte el puesto en este colegio”. Me respondió: “vamos a hacer una cosa mamá, yo me muero y cuando Gustavo tenga 5 años lo metes en el colegio y ya”. Me quedé petrificada. Fue la máxima manifestación de celos que tuvo porque de ahí en adelante, Andrés Elías y Gustavo se convirtieron en los mejores amigos, son ultra unidos, se adoran, el nexo que crearon entre ellos ha sido muy fuerte, como yo lo deseé siempre porque el temor que me asaltaba al pensar que si a mi me sucedía algo, ellos serían separados por tener padres diferentes, era terrible y solo si ellos se adoraban podrían pelear para que nunca los separaran. Gracias a Dios eso nunca sucedió. Hoy son mayores de edad los dos. Ese amor y nexo sigue intacto a pesar de que Andrés no vive con nosotros, ya se casó y ya ejerce su carrera de medico en otro país.

 La comodidad económica que había heredado por la muerte de mi papá me permitió descansar después del parto y no tener que ir a trabajar al mes como fue con Andrés. Contraté a una enfermera maravillosa, Trina, que fue mi amiga, mi confidente. Su hija es mi ahijada de confirmación. Con ellas viajamos a Bonaire una Navidad y muchas veces a Morrocoy.
 Gustavo es mi contra figura, mi antagonía, me tiene en la realidad, me precisa, el espíritu crítico, personalidad, debate, fuerza. Pero me acompaña, me cuida, me da mucho amor y tenerlo cerca me tranquiliza y me calma.
 Tuvimos una confrontación fuerte y lo alejé de mi. Fue mi torpeza, mi falta de sensatez, más allá del error que pudo haber cometido. Pienso que la situación que vivo actualmente (2011) me ha hecho perder la cordura, pero me enseñó y aprendí una de las lecciones más importantes de la vida. Lo que es de verdad el amor incondicional.



 Ese conflicto nos enseno a querernos mas y a ser incondicionales de verdad. Gustavo, mi Pixo, es mi fuerza, mi gimnasio mental, mi pana, mi amigo y mi sostén. Mi oasis, mi fuerza, mi contraparte. Lo adoro, mi sol.

Gustavo papa

Ya divorciada de Armando, comencé una dieta full fuerte para adelgazarme y sentirme bien. Convencida estaba que más nunca volvería a casarme. Una vez que perdí bastantes kilos cometí la locura de hacerme una liposucción. Realmente me puse espectacular. Seguía en RCTV trabajando pero bastante inestable. Después de salir de EL CLUB DISNEY, salieron también los gerentes que me supervisaron: Gustavo y Alejandro García. Quedé a la merced de Hugo Carregal quien fungía, con mucho poder, de Gerente de musicales. No me quería mucho ni yo a él. En fin, Alejandro Parisca, excompañero de postgrado en Loyola Marymount University, era entonces VP de Producción y me propueso ir a Acapulco como asistente para la grabación del primer Festival de Acapulco. Viajamos Hugo, Carmen Victoria Pérez (la flaca) y algunos asistentes. El viaje fue maravilloso, yo quise hacer más de lo que me pidieron: entrevisté a Stefanía de Mónaco y escribí esa entrevista en exclusiva para El Diario de Caracas, impreso del grupo 1BC. A Hugo no le gustó. Al regreso del viaje donde conocí a Vicky Carr, Locomía, Emmanuel, etc. quedé nuevamente jugando banca. Finalmente me llamaron y me dijeron que estaba fuera. Fue bien triste. Me afectó mucho pero ya no había más nada qué hacer.
Andrés tenía tres añitos así que comencé a buscar trabajo en otra cosa que ya más nunca sería mi adorada televisión, mi pasión.

Y así las cosas, a través de un amigo de mi cuñado y padrino de Andrés, Alfredo Arnal, conocí a Gustavo Badillo. Un jefe de taller de una tienda de buceo quien se enamoró de mi desde el primer día y terminamos teniendo una relación y posteriormente, casándonos.

Mi papá se enfermó bastante en esos años y finalmente, siendo muy joven aún, a los 65 años, falleció. Tenía un tumor en el hígado. Fue durísimo. Mi papá, quien ya nosotras grandes e independientes (al menos yo) había establecido una relación de amigos y nuestros encuentros eran bastante frecuentes y grupales, se había ido definitivamente.

Un 11 de febrero de 1992, el mismo día del cumpleaños de Melanie, no aguantó la operación.

Seis meses después estaba casándome con Gustavo. En una jefatura. No hubo fiesta, no hubo regalos. Hubo sí una luna de miel en la Isla Santa Lucía. A Gustavo le botaron la ropa afuera de su casa cuando la familia se enteró que se casaba. Terribles momentos y muchos conflictos rodearon esa boda. Gustavo es un hombre bueno, pero igualmente, repetí el patrón, un tipo sin mayores ambiciones al cual dejé que me escogiera en vez de hacerlo yo.
 
Todavía conservo ese pañuelo
Algo pasó en los patrones de mi casa al no saber por segunda vez lo que quería para mí como pareja. Gustavo es un tipazo, bueno, cariñoso, pero no tiene carrera, criado en el seno de una familia medio extraña, ermitaño, resignado, conforme. Yo soy ambiciosa, estudiosa, con postgrado, super trabajadora. ¿Por qué me fijé en él? Creo que ese fantasma de quedarme sola, de no tener sino un hijo, qué sé yo…. Volví a equivocarme, y no sería la última vez. Mi papá se muere en febrero y me caso en julio. En esos meses tuve una depresión horrible. Me hundí en una tristeza profunda y devastadora. Gustavo no sabía qué hacer. Finalmente fui al psiquiatra quien me hizo descubrir que la muerte de mi papá me había afectado mucho porque solo quedaba mi mamá, con quien nunca había tenido una buena relación. Mi papá era mi nexo con quien podía conversar de las injusticias que mi mamá cometía a favor de Melanie, a quien ayudaba sin justificación despreciando mi afecto solamente porque me parecía a mi papá. Mi mamá siempre indiferente y distante, mi papá afectuoso, cariñoso y echador de broma. Se había ido. De repente. Estaba acostumbrada a verlo enfermo pero nunca se me ocurrió que moriría.

Mi salida de RCTV, después de 4 años de trabajo, me dolió. Era mi última esperanza de trabajar en televisión. Ese año antes de conocer a Gustavo, salí con Alvaro Delgado, un viudo que no había superado la muerte de su esposa. Fue corto. Todavía lo veo por ahí a veces. Ana María mi hermana se fue escondida a USA detrás de la secta de Lyndon Larouche, dejando a mi mamá super dolida. Otro error. La verdad es que mi mamá ha sufrido mucho, creo que nunca ha hecho nada con mala intención, menos los comentarios amargos que emite de vez en cuando. Creo más bien que su propia crianza, sus frustraciones, su amargo dolor por el abandono de mi papá, la tristeza de haber perdido un hijo, las pocas herramientas personales, psicológicas y profesionales que (no) tuvo, hicieron de ella una madre responsable, de su casa, pero hasta ahí. Nada cariñosa, nada preparada y con poca autoestima, nos hizo a su semejanza, nuestra autoestima es muy baja y muy pobre. No haber visto esto con tiempo, nos dio a todas muchos fracasos, divorcios y relaciones pobres, malas, inapropiadas. Sólo creo que hemos sido buenas madres. Al menos eso he tratado con todas las fuerzas de mi alma porque eso también nos los dio: querer ser mamá.


martes, 29 de octubre de 2013

Perder el autobus

Cuando mi hijo Elías estaba en primer grado, se iba al colegio en el autobús. Esto porque yo trabajaba todo el día y no podía buscarlo.
El caso es que en una oportunidad, Elías –junto a todos sus compañeros de salón- fueron castigados por la maestra por haberse portado mal durante la última hora de clases. Como madre estoy de acuerdo en darles lecciones a los niños para que se disciplinen y aprendan las normas.
El caso es que la maestra consideró que el mejor castigo era, retenerlos, sin salir del aula, justo a la hora de la salida de clases.
Sí. Tal como están pensando lo que sucedió fue que Andrés Elías perdió el autobús.
Alertada por mi familia de que eran ya las 2:30 pm y Andrés Elías no estaba en casa, salí corriendo despavorida al colegio y allá me encontré que no había un alma en el salón y una señora cansada y lenta barría las escaleras solitarias.
Me fui corriendo a casa a esperar alguna noticia. Pensé que teniendo apenas 8 años, el niño podía haberse ido con un amigo, de los castigados también, y que me llamaría por teléfono al llegar a su casa. No había celular en ese entonces.
Salí a la puerta, ya con un grado de nervios supremo que me tenía muy mal y al fin veo al doblar la esquina al enano mío que caminaba cansado con su morral a la espalda.
En lo que llegó le pregunte qué había pasado y me narró el cuento del castigo.
-Y ¿cómo es que te dejaron salir solo del colegio?
-Nadie me vio ni me dijo nada.
Andrés Elías me contó que lo habían acompañado unos chamos más grandes en parte del trayecto, sin embargo, que en otra, caminando solo, sintió miedo porque pasó un carro varias veces muy lentamente cerca de él.
Al principio pensé en castigarlo yo de nuevo por haberse salido del colegio. Pero después lo pensé y le dije:
“Te felicito por haber encontrado la forma de solucionar el problema que se presentó. Es decir, encontrar la manera de llegar a casa por haber perdido el autobús. Pero lo que no puede ser es que te vengas caminando a casa solo!!!!! Es peligroso y esa maestra debió pensar en eso antes de dejarlos a todos dentro del salón”.
Al día siguiente puse la queja formal.
Lección aprendida: 1. Mi hijo supo resolver su problema y tomo una decisión… (Sólo que a lo mejor hubiese terminado mal). 2. Las maestras deben pensar en los padres cuando castigan a sus alumnos porque puede pasar que los castigados seamos los padres, ¿no creen?

lunes, 28 de octubre de 2013

El castigo de mi abuelita

Mi mamá estaba de viaje y nos había dejado al cuidado de mi papá, quien era muy bravo y no estaba acostumbrado a lidiar con eso de premiarnos o castigarnos. Yo me portaba bien tremenda en el colegio y ya ella se había acostumbrado a ir a hablar con las maestras y “apagar los incendios” que yo creaba con mi comportamiento. Ella me administraba los castigos y las “multas” cuando la ocasión lo ameritaba. Mi papá no sabía de eso! Se ponía muy nervioso y no dominaba su molestia cuando lo llamaban, como sucedió en esa ocasión.
La maestra se reunió con él y le explicó que yo estaba poniendo tachuelas en la silla del profesor. Le decía que eso no podía ser y que yo estaba sentando un mal precedente ante mis demás compañeras de clase.
Al salir del regaño y reprimenda, nos fuimos los dos en su carro. Mientras conducía, me sermoneaba severamente. Estaba realmente muy bravo y a la vez desesperado porque no sabía qué hacer con aquella carga que las maestras le habían puesto sobre sus hombros.
Transcurridos unos minutos del recorrido hacia la casa, mi papa decidió desviarse a casa de su mama, mi abuelita. Cuando entramos a la casa, ella estaba sentada en su mecedora, viendo televisión, y de inmediato después de saludarnos, mi papa procedió a contarle lo sucedido. “Yo realmente no se qué hacer, le repetía, porque su mama no está en Caracas y ella es la que se ocupade esto. Así que yo la voy a dejar aquí para que tu hables con ella y después la mandas para la casa”. Y se fue.
Apenas cerró la puerta mi padre, mi abuela me sentó en un banquito que usaba para poner los pies, frente a ella en su mecedora. Me pregunto: “Mi amor, qué fue lo que pasó? Cuéntame tu”. Yo, sentadita con mis manitas dobladas en mi regazo, en uniforme, pichurra de 10 anos, le conté que no había hecho eso de las tachuelas. “Yo solamente las tomé de una compañera para hacerlo pero no nos había dado tiempo…”
Ella me miró fijamente. Yo bajé la mirada por respeto y temor de lo que veía venir. Esperé tranquila a que ella hablara. La señora que trabajaba allá me llevo un refresco hasta mi banquito y después que se retiro, mi abuelita empezó a hablarme. “Mira hija. Yo te voy a contar algunas cosas pero no se lo puedes decir a tu papá”. Yo me quedé un poco extrañada porque no sabía lo que estaba a punto de decir, pero no parecía el regaño fuerte y largo que me estaba esperando.
“Cuando yo estaba en el colegio, más o menos de tu edad, yo hice una tira larga de papel y se lo pegue con teipe a la monja que nos daba clases de religión y no se dio cuenta hasta que todas las alumnas nos empezamos a reír y claro, ella se dio cuenta, y también me reganaron y llamaron a mi mamá!”
Por supuesto, las dos nos echamos a reír juntas. Me levante del banquito y me subí a sus piernas para que me abrazara y besara.“Ya sabes que te regañé. Cuando venga tu papa, le dices que te regané, entendido?”
Nunca olvidaré ese día con mi abuelita.

Un viaje a Nueva York



@marielmendozae
Nos fuimos mi hermana y yo a Nueva York para acompañar a si hija a su graduación del colegio. Yo tenía tiempo que no iba a la ciudad del norte y estaba muy emocionada, además de saber que ya la gran manzana era una ciudad segura, que no duerme de noche, que hay diversiones a granel, etc.
Mi hermana,  quien es una mujer muy de mundo y viaja al menos cuatro veces al año, me llevaba por la calle del medio diciéndome exactamente que íbamos a hacer, desde el momento en que pisáramos tierra, porque ella se conoce la ciudad da cabo a rabo y con los ojos cerrados.
Por supuesto, con una guía turística de ese calibre, a uno no le queda más que estar de acuerdo y esperar las instrucciones de vuelo, es decir, que me “mandoneara”. Total, yo iba de paseo, sin estrés.
El vuelo estuvo lleno de encuentros agradables, comenzando por el piloto, a quien conocía por mis prácticas de buceo en la costa de de mi país. Iván fue muy atento y nos obsequió una botella de champaña en el aire.
Así empezaba nuestro perfecto escape a la tierra de Liza Minelli, Frank Sinatra, Al Capone y El Padrino.
Nada podía comenzar con más perfección. Nos esperaba un clima delicioso. Era marzo, apenas el comienzo de la primavera, aunque hacia bastante frió todavía. Ella llevaba una piel a lo Rita Hayworth, (era de los años 40, una chiva de mi mama, por supuesto para ella, las más exquisita de todas sus hijas).
Mi esposo me dio una gabardina a lo Dick Tracy, de Benetton, muy bella, que simplemente doble y metí en mi maleta sin probármela ni nada. Al aterrizar, ella me dijo:
- Al bajarnos hay una fila que se hace para esperar el taxi. Allí nos paramos y esperamos el turno
porque nos sale más barato así.
- OK. Le dije yo. Como tu digas, que eres la que sabes cómo es la cosa.
Ella es mayor que yo y de carácter determinado, decidido y todo lo sabe. Por lo que yo, que también tengo lo mío, decidí obedecer a todo sin chistar. Esperamos nuestras maletas, nos despedimos de Iván muy alegres por la champaña y procedimos a hacer nuestra cola para el taxi.
Estando allí conversando, se nos acercaron dos hombres que parecían haberse salido de la serie de televisión, Los Soprano. Robustos, fornidos, con cara de italianos de película, chaquetas de cuero y para nada encantadores.
- Quisieran irse en un carro particular hasta Manhattan? Nos dicen.
Yo miro a mi hermana, esperando de ella una respuesta porque su decisión de hacer la fila y esperar que
le dijera “no gracias, nosotros esperaremos pacientemente y tomaremos un taxi, tal y como dije que iba a hacer y no voy a inventar irme con los Soprano a la cámara de torturas, porque no fue para eso que vinimos a Nueva York”. Pero no. No fue eso lo que respondió.
- Ah bueno perfecto, vamos hermana y nos vamos con estos señores tan amables que además tienen una limosina y así no esperamos más por un taxi”.
Me quedé petrificada pero ella me dio un empujón que me devolvió del cuarto oscuro mental donde estaba ya sufriendo por los latigazos, y agarré mi maleta y seguimos a los Soprano hasta el carro.
Una vez que los dos tipos se montaron adelante y nosotras atrás, cerraron los vidrios que separan los asientos y comenzaron a conversar, juraría que en italiano, (en que otro idioma?) y yo, de gafa, iba distraída mirando hacia afuera, el paisaje, los carros, el clima neoyorquino y pensando en lo maravillosos que lo íbamos a pasar, cuando de repente mi hermana me dio un codazo y me devolvió a la realidad.
Cual no es mi sorpresa cuando comienza a hacer mas señas que el penado 14 (dícese de un reo que hacia señas desde su celda, porque estaba solo o ya no lo veía nadie), queriendo decir que estos tipos nos iban a robar, matar, secuestrar y todo lo que termina en “ar”. Yo comienzo a sentir que mi cerebro despierta, se me pasa el efecto sabroso de la champaña y con ganas de matarla a ella, le hago lo mismo pero insistiendo en que todo fue su culpa porque ella misma tomo esa decisión de subirse con los Soprano a la limosina.
Empieza a quitarse las prendas y a esconderlas dentro de la ropa interior para que yo hiciera lo mismo y cuando pongo mi reloj en la gabardina elegantísima de Benetton, me doy cuenta que se desliza del bolsillo roto y se cae al piso del carro. Me agacho a recogerlo y advierto que la gabardina está totalmente llena de huecos por todo en lado inferior. Es decir, yo parecía una indigente elegantísima de Benetton.
Así tuvimos 45 minutos de terror mudo y sordo haciendo señas hasta de muerte súbita por corte de garganta mientras ellos iban encantados conversando en su asiento. Finalmente llegamos a nuestro destino, nos bajamos del carro, tomamos nuestras maletas, pagamos el doble de lo que hubiera costado un taxi amarillo normal y corriente, y dejamos a los Soprano irse encantados con sus chaquetas negras y su acento a lo Don Corleone.
Al subir al cuarto del hotel casi mato a mi hermana por su torpe idea. Decidí desde ese minuto que ese viaje no iba a ser dominado por completo por ella y sus maravillosas ocurrencias. Eso sí, el resto del viaje la pasamos caminando por las calles de Nueva York con la espalda pegada de la pared porque la paranoia de que algo podría pasarnos estuvo siempre presente.
Al regreso boté la gabardina en la basura del aeropuerto.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Un soplo en el corazón

Cuando estaba en quinto grado, tenia 11 anos, tuve unos episodios de mareos, malestar general, aparentemente, según mi amiga Dorin, entraba en una especie de trance como quien esta hipnotizado. Yo no sabia ni me daba cuenta de los que me pasaba.
Una vez recuerdo haber entrado a misa en la capilla del colegio (San Jose de Tarbes) y de repente encontrarme en un banco afuera, recobrando el conocimiento. En esa oportunidad, Dorin me dijo que me había sacado de la misa porque empece a decir incoherencias y en voz muy alta.

Una vez en Playa Azul, recuerdo haber estado sentada jugando en la arena y haber sentido una molestia en el traje de bano. Al ir para ver que me molestaba tanto, encontré como una lombriz y del susto la bote y volví a seguir jugando.

El caso fue que por los malestares y perdida de conciencia, el pediatra de la familia me examino, el Dr. pedro Alvarez pensó que podía tener un soplo en el corazón y me mando a hacer muchos exámenes: electrocardiograma, electroencefalograma, laboratorio, etc.

A final de cuentas, luego de varios meses, el resultado de los exámenes arrojo que lo que yo tenia no tenia nada que ver con el corazón. El diagnostico fue que estaba llena de lombrices y de inmediato tenia que tomar un remedio que se llamaba Perizidin.

Pase como dos semanas yendo al bano botando yo diría que cientos de lombrices, hasta que me cure.
Eran asi: vivas y color carne

Percepcion y realidad

Escrito por: Juan Sebastián Celis Maya - Autor Experto en Temas de Desarrollo Personal
Contamos con ciertas características similares que condicionan nuestra existencia y relación con los demás en este mundo.Como personas, nada de lo humano nos es ajeno.
Sin embargo, y a pesar de que somos seres sociales por naturaleza, y que indispensablemente necesitamos de los demás para subsistir, cada uno de nosotros tiene -por decirlo de alguna manera- un elemento individualista que yace en la mente.
Se trata de nuestra visión o percepción de la realidad. A pesar de que todos percibimos el mundo a través de los mismos sentidos, es nuestro cerebro quien interpreta estás visiones o percepciones de la realidad y las convierte en algo tangible para nosotros.
Nuestra visión de la realidad está condicionada por la manera como interpretamos lo que ocurre a nuestro al rededor, “nuestra realidad se forma en nuestra mente”.
Está científicamente demostrado, que todo lo que vemos, sentimos y escuchamos, no representa un total de lo que verdaderamente es el mundo real. Con esto me refiero a que existen sonidos que no podemos escuchar, colores que no podemos ver… etc.
Esto nos lleva sin duda, a pensar, que cada uno de nosotros entonces, tendrá su propiarepresentación (percepción) de la realidad en su mente, interpretando las situaciones de manera diferente, y prácticamente a nuestro modo.
Ésta es una de las causas principales de las discusiones y malentendidos en todo el mundo. Como todos nosotros percibimos de forma diferente nuestro entorno, lo que para algunos es bueno, para otros no tanto.
Nuestra percepción de la realidad, es lo que nos hace únicos con respecto a los demás. Es lo que nos diferencia. Es nuestra visión de la realidad lo que permite que no seamos un conjunto de robots creados en serie bajo reglas comportamentales simétricas y predefinidas.
Es humano, ver el mundo a nuestra manera. Y al ser personas, nada de esto nos es ajeno.
Es un error común entonces, pensar que todos deberíamos estar de acuerdo en determinado momento con ciertas ideas o formas de pensar. Es como esperar a que todos los planetas de muchos sistemas solares estén completamente alineados. A pesar de que es posible, quizás tome mucho tiempo, o resulte desgastante.

Porque percibimos la realidad a nuestro modo?

Cada quien tiene su propio rumbo, fruto de su pasado (su historia) y su presente.
Cada uno de nosotros percibe la realidad con base en la experiencia de toda su vida. Desde niños, cuando comenzamos a adquirir conocimientos, empezamos a forjar una visión propia de la realidad que vamos moldeando conforme crecemos y vivimos más experiencias.
Y al ser diferente la vida de cada uno de nosotros, lo es por consecuencia nuestra visión o percepción de la realidad.
Entonces podemos afirmar que sencillamente, es obligatorio deber comprender a los demás en vez de ir en contra de sus ideas.

Porque hay conflictos con nuestra percepción de la realidad?

Desde pequeños, cuando empezamos a aprender cosas, ya sea por cuenta propia, o por parte de nuestros mayores, grabamos en nuestra memoria las explicaciones o motivos bajo los cuales categorizamos cada uno de los sucesos que antes eran desconocidos.
Luego de saber las verdaderas razones por las cuales todo ocurre (o de creer conocerlas) fijamos en nuestra mente paradigmáticamente aquellos conceptos.
Sin importar si estos vienen dentro de un margen local, o regional, consideramos que esta es posiblemente la única verdad, y la razón más lógica.
Creamos una realidad propia, y la fijamos dentro de nuestra mente. En otras palabras, nuestra experiencia se convierte en nuestra propia realidad.
Nuestra visión (percepción) de la realidad
Nuestra visión (percepción) de la realidad

Como comprender la realidad de los demás?

El primer paso para llegar a comprender la realidad bajo la cual cada una de las personas que nos rodea se encuentra inmersa, es entender, que todos somos diferentes. Tratamos siempre de crear estereotipos, que nos permitan clasificar a las personas bajo ciertos roles, los categorizamos según lo que hacen y lo que dejan de hacer.
Tratamos siempre de tener patrones de comportamiento y enmarcar dentro de los mismos a dichas personas. Cuando lo ideal, debería ser, el tener en cuenta que por más que tratemos de asemejarnos los unos a los otros, en características tan obvias como el tono de voz, difícilmente encontraremos similitudes.
Es importante permanecer con la mente abierta, e intentar ponerse en el lugar de los demás. En ocasiones basta con echar un vistazo rápido a la manera como piensan los demás, realizando ciertas preguntas que contextualicen su percepción.
Comprendiendo la realidad de los demás, no solo contaremos con un más amplio conjunto de puntos de vista bajo los cuales poder tomar decisiones, sino que también, esto será apreciado y visto de buena manera por ellos.

Finalmente…

Es importante destacar que si bien, cada uno de nosotros se forma en su mente un concepto de lo bueno y lo malo, siempre y cuando no se sobrepasen los límites propios de los demás, es indispensable no irrumpir en los conceptos de otros. Diferentes culturas, religiones e incluso pueblos, conciben de manera diferente la vida.
Y por tanto, es de seres civilizados, el ir en pro de la aceptación diversidad de ideologías yrealidades.
Que tu propia percepción de la realidadno te ciegue de todo aquellos grandiosos elementos ideológicos que podrías adquirir de la realidad de otros.
Un saludo!
Hasta la próxima

viernes, 6 de septiembre de 2013

Una historia de amor

Ella tenía 16 años y el 18.

Fueron novios durante un año.

La guerra estalló en Rumania y el se fue de allá. Cruzó mares y recorrió miles de kilómetros hasta llegar a una isla pequeña del Mar Caribe.

Allí comenzó a trabajar y a pensar en ese amor que había dejado en su tierra natal.

La guerra fue muy cruel. 

Tanta gente murió y muchos perdieron todo o casi todo. 
Hasta partes de sus cuerpos.

Un día, diez años después de haber terminado el horror de esa gran guerra, ella supo que él  estaba en Trinidad y le escribió una carta para dejarle saber de ella y aspirando saber cómo estaba.

Para su muy agradable sorpresa recibió respuesta, una mejor de lo que esperaba. Su novio de la adolescencia le dice en su carta que la quiere con él otra vez y le pide que viaje hasta Trinidad.

Ella tomó el barco, la decisión y las ganas, las maletas y el amor, la valentía y el coraje, la vida y la aventura con la misma fuerza con que lo amó diez años atrás, y navegó días enteros hasta llegar a su destino. 
Se casaron. 
Fueron muy felices. 
Luego vinieron a Venezuela y aquí se multiplicaron.

Ella tiene 97 años.

Dos hijos y varios nietos. 

El ya no está, se fue en su viaje a la eternidad y ella sigue siendo bella, amorosa y una mujer feliz.


domingo, 1 de septiembre de 2013

La lápida de mi papá

Hace como 6 anos fui al cementerio con mi hijo Gustavo, quien quería llevarle flores a mi papá. La sorpresa que nos llevamos fue grande porque no pudimos encontrar el lugar donde estaba enterrado. La razón? Pues que aparentemente, alguien se robó la lápida!!
Así las cosas, entre una y otra cosa, el tiempo fue pasando y cuando intenté localizarlo nuevamente, ya no quedaba ni el rectángulo de cemento que sostiene la placa. 
Pues bien, finalmente este ano, decidí que era momento de hacer lo propio y hablé con mi amiga Alejandra Kaufman. Me pusieron a la orden al senor Zerpa y fue a través de él, que buscamos su registro en las computadoras, fuimos al lugar exacto para poder marcarlo y así fue que se logró recuperar la placa que ya está de nuevo colocada en su lugar.
Ya podemos ponerle flores otra vez.

lunes, 26 de agosto de 2013

1988 hasta 1992 RCTV


RCTV fue una escuela muy importante. Entré a trabajar al mes de haber dado a luz y un 27 de mayo comencé de nuevo a vivir. Desde 1988 el mundo de las noticias se volvió mi mundo. Trabajaba desde las 2 hasta las 10 de la noche además de no dormir para darle pecho a Andrés Elías quien apenas tenía mes y medio de nacido. Nada me pesaba porque adoraba mi trabajo. Todavía hoy añoro demasiado el trabajar en la televisión. Mi año en Venevisión fue lo máximo y RCTV sería mi casa hasta 1991. 

Eran épocas de tubazos y competencia entre canales por cubrir más, mejor, primero, la noticia. Varios éxitos tuve durante mi desempeño. Éxitos que me llenan de profunda satisfacción. El primero fue cuando el presidente Carlos Andrés Pérez asumió el segundo mandato. Primero, me enviaron en avión privado a entrevistar al presidente de Guyana para nuestro programa especial. Fue un viaje relámpago y fui porque sólo yo hablaba inglés. En segundo lugar, por mi cuenta estructuré toda la programación de tres días en los que el canal transmitiría únicamente lo que pasaría en el país alrededor de la toma presidencial. Algunos la llamaron la Coronación porque fue un evento de tres día en el que los presidentes de muchos países vendrían a una ceremonia en el Teatro Teresa Carreño, propia de emperadores reyes y zares. 

En cuanto a la División Informativa concernía, teníamos que llenar la señal de esos días con puro trabajo de prensa. No habría magazines, ni comiquitas, 72 horas de producción de la noticia. A mi nadie me dijo nada pero personalmente me senté a escribir el plan, cómo sería esa programación. Todavía conservo el original de ese ejercicio. Más tarde supe que en una reunión de gerencia, Marcel Granier preguntó: “Cuál es el plan que tiene Prensa para estos días que vienen?”, Luis Huelga, productor del noticiero entonces, dijo que tenía todo listo y bajó a mi escritorio, tomó mis documentos y subió a presentarlos en la reunión. La historia me la contaría Gustavo Basalo, VP de Programación, quien estaba presente en la reunión y quien fue mi jefe meses más adelante cuando Elizabeth Pérez pudo más que todos juntos y me corrió de Prensa. Una de las cosas que no soportó fue que el doctor Eladio Láres, presidente, me asignara a mí para sustituir a Dhamelis Díaz en su programa con Carlos Fernándes en la mañana. Esa tarea de 15 días me costó la paz y la tranquilidad hasta tener que irme del departamento. Creo yo que fue así. Mucho tiempo después, la volví a encontrar.

Fue una época bellísima. Giovanni Daboín, uno de los reporteros, y yo comenzamos a salir cuando Andrés tenía como 6 meses y me di cuenta que mi matrimonio no tenía solución. Armando me había dicho mentiras y me había decepcionado de su comodidad y su poca comprensión de la responsabilidad que implicaba que nos habíamos casado. Allí se terminó todo. Giovanni es un ser excepcional. Me cuidó a mi y a Andrés pero no terminé de enamorarme. Quizás era demasiado prematuro. Estaba tratando de abrirme paso en el canal, de vencer las batallas de la envidia y la necedad. Giovanni veía todo muy simple y yo no estaba segura de que eso era lo que yo quería. Andrés ocupaba mi espacio, mi vida y mi dedicación, no había nada más en qué pensar. Mis recuerdos más bellos, haber sido la “madrina” de Sergio Novelli y mandarlo a la calle para que comenzara a reportear. Así dejó la sala de redacción y se convirtió en un personaje de la noticia. Compartir con Norberto Mazza, Jaime Suárez. Aprender de Carlos redondo y contar con Sol Vargas como compañera de trabajo. Maria Isabel Arriaga, Ana María Fernández, Maria Cristina Beneyto y Alba Cecilia Mujica, mis compañeras de lucha.

Todavía en 1989 estaba trabajando como Jefe de Producción del Noticiero Estelar de las 11:00 p.m. y en febrero de ese año, pasó lo peor. Carlos Andrés Pérez, con su gabinete  de los IESA Boys, tomó como medida el aumento de 0.25 centavos de bolívar a la gasolina y, de la noche a la mañana, por no haber comunicado y ejecutado esta medida idóneamente, comenzó una explosión social en Guarenas. Saqueos, incendios, quemas de caucho, etc. iniciaron lo que se convirtió en el inicio de la debacle de Venezuela.

Tres día de disturbios en toda Venezuela, justo semanas después de que el nuevo presidente de Venezuela tomaba el poder. En canal estuvo rodeado por la GN durante días para protegernos. La gente saqueó casas, tiendas, automercados, etc. Hubo toque de queda y teníamos que andar con salvo conductos para poder llegar a Los Cortijos. Nos entrevistaban de emisoras de radio de todo el planeta para que diéramos nuestra versión. Las cosas llegaron a calmarse después de muchos disparos y muertos. Y repito, Venezuela no volvió a ser la misma después de esto. Aunque no llegaría a ser el peor momento del país.

De 1990 a 1991 transcurrió una suerte de momentos tranquilos bajo la amenaza constante de Elizabeth Pérez de sacarme de RCTV. El hecho de que Giovanni me prefiriera, por decirlo de alguna manera, y de que el Dr. Lares me seleccionara a mi para la suplencia, desataron la ira de los Dioses y estaba yo condenada a morir. No hubo forma de arreglar aquello y en una movida rápida y concertada entre Gustavo Basalo y yo, Director de Programación, fragüe el traslado de Prensa a Programación.

Ya mis hermanas se habían casado. Las tres. Adriana ya había tenido a Melanie, su hija mayor, hermosa y brillante una nina super inteligente y preciosa. Melanie habia tenido a Fernando y Ana Maria no había tenido hijos. Carmen Cristina se había casado por segunda vez con Simón, un novio que había tenido en su juventud.
 
Andres en su primer cumpleanos, 1989. Terrazas del Avila.
Atrás quedarían los tiempos de noticias, correderas, sucesos, microondas y camarógrafos. Terminaba para mi entonces el periodismo en televisión. Con todo el dolor de mi alma y que todavía tengo como el de un viejo amor. La televisión es un amor, quizás el más genuino, el amor más grande que he tenido. Giovanni se desapareció de mi vida no sé ni cuándo. Le debo tanto porque estando tan sola, compartió mis penas y mis noches solitarias. Los episodios de más necesidad en la crianza de un bebé fueron menos duros por su apoyo. Andrés se prendió en lechina y mi mamá me quitó la preocupación del contagio asegurándome que ya lo había padecido. No fue cierto. Ella no tenía idea y Andrés me contagió justo cuando comenzaba a trabajar con Gustavo. De inmediato se la pegué a Giovanni. Un desastre! Giovanni llamaba a Andrés Cuqui Cuqui. Lo quiso mucho. Y a mí. Cuánto lamento no haberme enamorado igual. Así deje de verlos a todos. A Maria Cristina, Maria Isabel, Alba Cecilia, Sergio, Orlando. Inmediatamente me mudé al piso de arriba y la experiencia fue absolutamente diferente y sabrosa.
Me quedó la satisfacción de haber entrevistado al presidente de Guyana, haber dirigido la toma presidencial, haber dado unos cuantos tubazos y haber tenido éxito en mi desempeño.
Viajé a Acapulco, a Orlando, conocí mucha gente, disfruté y luché por el futuro que me había imaginado sin éxito. Claro que yo también debo haber actuado y sido inadecuada, mi carácter, mi inmadurez, no lo sé. Pero siempre he querido salir adelante y lograr mis metas. No lo logré.
Me duele profundamente. Haría lo que fuese para corregir donde me equivoqué. Pero el pasado pasó y no podemos lamentarnos sobre el agua derramada.

Mis trabajos fueron buenos: dirigi en el Master de RCTV toda la recepción de los mandatarios del mundo cuando llegaron a la toma de posesión de CAP, viaje a entrevistar al presidente de Guyana en el avión del presidente de RCTV, participe en todo el desarrollo de las noticias durante el Caracazo de 1989, Fui la productora del club Disney, el festival de Acapulco y personalmente encargada de MENUDO cuando llegaba a Caracas.
Mi matrimonio con Armando se deshizo sin remedio. Le falto ambición  deseos de superacion y yo estaba llena de ganas y de ilusiones. No funciono estando el en Mérida y yo en Caracas. No estaba por graduarse como me dijo, todavía pasaron unos cuantos anos mas para que terminara la universidad.
Desde 1988 hasta casi 1992 mi vida se desarrollo entre Los Cortijos, La Campiña y Quinta Crespo. Trabaje durisimo, aprendí montones. Me divertí bastante y levante a mi negrito sola. Sin esposo y sin ayuda de la familia. Pedir que me ayudaran con Andres era perder el tiempo. Recuerdo a mi mama decir que la nariz de Andres parecía una escopeta morocha y mi tía Ana Dolores, decirle que si no tenia nada mejor que decir, que mejor no dijera nada... Jamas quería mi mama quedarse con el ni siquiera el día que murió el hermano de Erika, para ir yo al entierro. 
Mi papa ya estaba muy enfermo. Recuerdo comentar que tenia un color de piel extraño  y su semblante ya no era el mismo. 
Recuerdo un día que fuimos todas a almorzar con el y de repente dijo que tenia una deuda conmigo porque mis hermanas siempre le pedían dinero y que yo nunca le pedía, le pidió entonces a Carmen Cristina que me hiciera un cheque y yo, absolutamente anonadada.
Así de justo era.
Andres de 2 anos, 1990.

domingo, 18 de agosto de 2013

Fuera de los medios de comunicacion (1986-1988)

Muy dolorosa la separación de Venevision y aun cuando fui a VTV a trabajar con Maria Fernanda Flores, la luna de miel no duro sino tres meses. Fue entonces cuando salí definitivamente del amor de mi vida: la television.

En ese entonces, 1986-1987, hago un giro en mi carrera profesional. María Eugenia Otero, estaba trabajando en el Banco Latino con Reinaldo Casanova, en la división de Mercadeo y Publicidad y es así cómo cambia toda mi energía, de la televisión al área corporativa.
 
Yo, en la convencion del Banco Latino, 1987
En el matrimonio de Carlos y Marbella conocí a Armando Borrero, un primo hermano de la novia. Yo fui a ese matrimonio sin ganas, muy triste porque había terminado con Gerardo Pinedo con quien supuestamente me iba a casar! Las cosas se enfriaron y el romance también. Armando fue muy caballeroso y de inmediato comenzamos a salir… bueno el vivía en Mérida, hoy todavía. Intentamos esta relación hasta que al cabo de muy poco tiempo, nos casamos. Yo tenía 30 años, él 3 menos que yo. Tenía mucha ilusión de comenzar un proyecto de vida junto a un tipo bueno, sencillo, que me quería mucho. Armando es de Coro y sus padres viven en Cumarebo, un pueblo, en el estado Falcón, muy humilde. Su papá es médico ginecobstetra y desarrolló una clínica que atiende a las mujeres de allí y sus alrededores. Gente humilde, de buen corazón pero como todo provinciano, con falta de ambición y de crecer mucho más de lo que le permitiera vivir como hoy. En su propio pueblo y con una vida promedio sin grandes lujos, ni grandes proyectos. A los cinco meses me fui a vivir a Mérida con él mientras seguía en la culminación de sus estudios. No funcionaba bien. A los cinco meses de casada salí en estado. El 11 de julio para ser precisos. Mi mayor felicidad en esa relación que se marcó por vivir con mucha escasez y pocas manifestaciones de querer cambiar eso. Regresé a Caracas para dar a luz en el Centro Médico, con Leopoldo Cárdenas. Tenía mi apartamento que mi papá me aconsejó comprar cuando nos dio un dinero a cada una. Yo me metí en este negocio y quedé con una hipoteca que cancelé con el tiempo, con mi trabajo.
 
1988, Andres Elias el día de su bautizo
1988. Así fue como después de 9 meses nació mi primer hijo, mi primer gran amor, la criatura más querida de mi vida, con mucha dificultad porque su fecha se pasó y el parto fue difícil. Cesárea. Me anestesiaron completa y con el favor de Dios todo salió bien. Andrés Elías vino el 10 de abril de 1988, año del Dragón, a llenar mi vida con todo su paquete hermoso y me ha hecho una madre muy, pero muy orgullosa y feliz.

Andrés siempre fue muy vivaz, andaba conmigo para todos lados, siempre inquieto y juguetón. Lo llevaba a ms guardias del canal, a la oficina del doctor Lares. Cuando nos enviaron a la sede de la avenida Soublette me preguntaba: “mamá vas a Quinta Kiespo?”. Mi negrito adorado.

Andrés Elías es Aries, como yo, nació un domingo a la 1:40 p.m. con mucha dificultad. El embarazo se había pasado de fecha pues el tope era el 5 de abril. Me durmieron completa y me hicieron una cesárea vertical. Me dio mucho miedo. Lloré mucho antes de caer profundamente dormida pues el doctor no llegó rápido como esperábamos. Estuve con pitosín desde las 11:30 a.m. y los dolores fueron descomunales. Vine a reconocer casi al día siguiente de haber dado a luz.

Mi pobre negrito nació todo arrugado y despellejado! Estaba madurándose dentro de mi! Gracias a Dios es un tío fuerte y sano que aguantó ese encuevamiento y superó hasta haber tragado meconio.

Andrés Elías se convirtió en mi razón de ser, me dediqué en cuerpo, alma y corazón a criarlo y hacerlo crecer con todo lo mejor que pude brindarle. Amor, cuidado, educación, salud, familia, formación e integridad.

Del Colegio Don Simón pasó al Colegio San Ignacio, igual que Pedro Elías, se graduó de Senior (kínder a quinto año) y estudio medicina en la Universidad Iberoamericana de Santo Domingo, República Dominicana. Se graduó Cum Laude y se caso con su compañera de estudios, la boricua Joann González. Muyechada palante, inteligente, bonita, entusiasta y adora a mi negrito.

Es un hombre ya de muy buen corazón, inteligente, cariñoso y bondadoso. A pesar de haber tenido un matrimonio muy malo con su padre, me dio el hijo más bello y adorado, junto a mi Pixo, Gustavo, son mis tesoros más preciados. Siempre digo que repetiría todo igual si eso significa que ambos volvieran a nacer.
Mi matrimonio con Armando no duro mas de tres anos porque su empuje para progresar no fue suficiente y pasamos de pasar trabajo a pasar mas trabajo. Preferí continuar en soledad al lado de mi hijo.
Justamente después de un mes de haber nacido Andres, tuve la oportunidad de volver a la televisión, en RCTV.


La vida me dio un vuelco muy violento y radical. Yo tenía una vida cómoda, en una casa grande, con mi familia disfuncional pero dentro de lo normal. No sé por qué escogí de repente casarme con Armando, claramente diferente a mi y con principios y costumbres diferentes. Así lo hizo Ana María cuando se casó con Ibrahim y Adriana cuando se casó con Alfredo. No había aprobación así que supongo que era lo natural, que no estuvieran de acuerdo. Creo que con esa decisión fue que comenzó mi vida a lastimarse y tomar, de ahí en adelante, las decisiones más equivocadas posibles. Creo también que mi mamá, luego de la muerte de Pedro y del divorcio de mi papá, también empeoró su capacidad para relacionarse con sus hijas y llevar las riendas. No tuve una guía, una orientación, sólo la negativa constante a todo lo que convertía sus sentencias en meramente una autoridad por autoridad y no por amor. Desde 1988 los tropiezos se acentuaron cada vez más y todo aquello con lo que soñaba y tener una familia feliz, un trabajo exitoso y amor y paz, no sucedieron. A pesar de todo le doy gracias a Dios por permitirme las equivocaciones y aprender de ellas y siempre mantengo la esperanza de que algún día logre lo que deseo. Lo más bello de todo ese error mío, es Andrés Elías. Si tuviera que repetir todo para tenerlo de nuevo, lo haría. Andrés Elías es uno de mis orgullos, junto a mi Pixo del que hablaré después. Andrés es mi luna, mi noche, mi ciruela pasa (nació arrugadito y morado), mi paz, mi comprensión. Se casó en 2012 con Joann, una boricua emprendedora y echada pa’lante, como debe ser. Ese ano se gradúan de médicos los dos. Juntos luchan ahora por abrirse camino en Puerto Rico para luego irse a USA.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Mi paso por la pantalla de Venevision (1984-1985)

El año de mi reinserción en la sociedad y en el mundo profesional, ya en serio, fue 1984. Dejé las maletas y fui directo a Venevisión, donde José Rafael Revenga, Vicepresidente Ejecutivo del canal me contrató de inmediato como reportera de la fuente legislativa oficial: el Congreso Nacional. Me asignaron a Carmelo Montaño como camarógrafo y a José Manso y Edgar Navas, el jockey, como asistentes. Cuando entré al canal comenzó una nueva vida para mí. Tenía muchos sueños, muchas ganas de hacer cosas novedosas, aplicar lo que había aprendido en mis años de Loyola, las experiencias adquiridas, lo observado en tantos programas noticiosos que pude ver en la televisión americana. Además, entré al canal con el pie derecho, de la mano de un “chivo”, “apadrinada”, “apalancada”, pero solamente por haber demostrado mis ganas, mi responsabilidad y mi seriedad –por cierto, virtudes que me enseñó mi papá, con todos sus defectos, eso, me lo inculcó-.
 
1985 


Me encontré primero conociendo a mi país, sus normas, leyes, poderes públicos, la faena del reportero, el matrimonio entre tu equipo audiovisual y tú. Las esquinas de Caracas, el centro de Caracas, el lado oeste, ese al que nunca hubiera ido si no fuera por mi trabajo. Conocer a ese otro venezolano, del otro lado de la ciudad, fue un gran aprendizaje. Ver la pobreza, la dificultad, las calamidades de mucha gente, el manejo político de esas situaciones. Los hospitales, la calle, en verdad, la calle de verdad. En ese entonces, otra reportera del área de cultura compartía “mi” camarógrafo y eso nos ponía en situaciones de celos y disputas entre ambas. Margarita W. (el apellido es complicadísimo, de descendencia polaca) más tarde terminó casándose con un político que la llevó a ser Primera Dama del estado Aragua. Excelente persona y magnífica periodista. Conocí los tribunales de la esquina de Pajaritos, el Palacio de Miraflores, el Fuerte Tiuna, la Corte Suprema de Justicia. Todo esto bajo la presidencia de Jaime Lusinchi, de Acción Democrática, quien ganó las elecciones bajo el slogan de “Jaime es como tú”.

Años de bonanza económica, un país despreocupado a pesar de sus muchas necesidades y pobreza. Años de bastantes limitaciones a la libertad de expresión, los canales de televisión muy alineados con el gobierno. Con todos los de la cuarta república, en realidad.
Foto cortesia de Maritza Mendez companera de Venevision. 1985.

Años en los que ministros detenían la noticia antes de alcanzar llegar al canal con el cassette y no había nada que hacer. Pero fue un año intenso, de muchísimo aprendizaje, de volver a la patria a mi primera gran incursión en un mundo adulto de diputados y senadores, empresarios y políticos, sindicatos y partidos, amigos y enemigos, adrenalina y coquetería.

Ese año me mudé a vivir sola. Fue un gran reto para mí pero lo conseguí hacer con éxito. Montaño me regaló mi licuadora Oster, fue mi amigo, mi protector, mi confidente. Lo recuerdo constantemente, pasamos muchas horas juntos y bastante padecía cada vez que algún Gobernador o Diputado se acercaba con fines románticos y yo no aceptaba ninguna invitación que no lo incluyera. Mis compañeros, Orlando Martínez, Leonisia Cusati, Roberto Martínez, Lisset González, Marbella Molina, Alexandra Cariani, Gustavo Grossmann. Mis jefas Josefina López e Idania Chirinos. Leslie Piña un tiempo y Julio César Camacho, a quien le tocó la amarga responsabilidad de dejarme ir del canal.

Yo lo estaba haciendo bien. La directiva estaba contenta con mi trabajo. Pero al otro lado de ciudad gótica, Alejandro Peña mi primo, junto con Ana María mi hermana, trabajaban en una secta a favor de un desquiciado norteamericano llamado Lyndon Larouche, quien editó un libro conocido como “Narcotráfico S.A.”, que hablaba del negocio de las drogas y aseguraba que Gustavo Cisneros era narcotraficante. El detalle está en que Cisneros es también dueño de Venevisión y yo hermana de Ana María quien junto a Alejandro repartieron el libro por toda Venezuela.

“¿Quién coño contrató a Maria Elena Mendoza en Venevisión?”, fueron las palabras de Cisneros en reunión con Revenga y Chirinos quienes hablaron de mi buen desempeño y además certificaban, previa investigación privada, que yo nada tenía que ver contra tal ofensa.
No sirvieron mis trabajos excelentes sobre RECADI, mis asignaciones especiales diplomáticas cada vez que nos visitaba un presidente extranjero, mi conocimiento del inglés y de producción de televisión, mi buenísima relación de trabajo en casa y en la calle. Me despidieron. Allí terminó mi sueño más deseado de crecer en VV, ser productora de mi propio espacio y de allí en adelante, la vida se convirtió en una serie de tropiezos y aciertos en mi carrera profesional.
Fue María Fernanda Flores, reportera de una revista matutina la que me ayudó en esa emigración de VV a VTV, canal del Estado que dirigía en ese entonces, Alberto Federico Ravell.

Así fue como entonces me fui al canal 8, a trabajar en un proyecto nuevo: La Noticia en Acción. No duró mucho. Chismes y más chismes llevaron a María Fernanda, mi amiga de la UCAB, de tantos años a creer un cuento chino que hizo que Ravell me sacara del canal de un día para otro sin razón aparente. Alberto F. Ravell es un hombre de negocios, hábil y poderoso pero también es grosero, irrespetuoso e hiriente que me maltrató horriblemente cuando me dijo que me fuera del canal 8.

Fue una experiencia muy dolorosa que no se aclaró hasta años más tarde, en el matrimonio de Carlos Fernándes y Marbella Molina, cuando me pidió perdón. Pero el daño se hizo y no había mucho más qué hacer.

Fue muy dolorosa mi partida de Venevisión. Como todo recién graduado yo tenía la mira puesta en ser un personaje reconocido, exitoso y trascendente en la televisión venezolana y ese canal me había abierto las puertas de una manera transparente y en reconocimiento a mi buen trabajo. Yo estaba en producción de RAICES VENEZOLANAS con Alba de Revenga y siendo la esposa de un VP del canal, tenía mi puesto asegurado cuando volviese de culminar mi maestría en Los Angeles.
Pues nada de eso pudo ser. Regresé e ingresé como reportera. Todo iba perfecto hasta que reventó el escándalo del libro y nada más que mi hermana Ana María estaba involucrada en tamaña barbaridad contra el presidente del canal donde yo comenzaba a tener piso, fuerza y un futuro brillante.
Nada de eso importó. Recuerdo cuando llorando le dije, Ana María, me estás arrebatando algo por lo que he estudiado toda la vida, allí es donde yo trabajo!, y me respondió con la sangre más fría del mundo “pues búscate otro trabajo en otro canal”. Nadie puede saber el dolor, la tristeza, la frustración, la pena, la depresión que este episodio tuvo en mi vida. En un dos por tres, todo lo que por esfuerzo propio había cosechado dentro de VV, se desvanecía en horas por algo en lo que yo no había tenido nada que ver. Ante la indiferencia en mi casa de mis padres, ante el horror de los gerentes del canal, ante el asombro de mis compañeros de trabajo, ante la ira de Gustavo Cisneros, no me quedó más remedio que aceptar que, luego de un año de ser la mejor reportera política que había tenido VV, haciendo reportajes de confidencialidad, habiéndome ganado la confianza y el afecto de todos, me tenía que ir, salir y dejar el mejor trabajo que nadie hubiese podido conseguir saliendo de la universidad. Julio César Camacho fue quien me comunicó que debía irme porque ya no tenía sentido seguir allí, que no me querían adentro. Sé que para él fue una pérdida importante. Lo fue para Jose Rafael Revenga quien me defendió y que hoy por hoy me trata con mucho afecto y buenos recuerdos.
Jamás nadie podrá saber lo que significó para mi, ver mis ilusiones, motivaciones, ganas, planes, esfuerzos, proyectos destrozarse y ni siquiera por una falla mía sino por el capricho de Ana María y Alejandro Peña con el asunto del libro. El destino se torcía hacia otra parte. Ya nada tenía ni tuvo sentido nunca más. Todo lo que siguió fueron tropiezos y dificultades. La vida comenzaba a ser lo que es.

Carmelo Montaño, mi camarógrafo, mi compañero. Tantas piedras en el camino al principio para luego convertirnos en llaves. Un hombre maravilloso que me ayudó siempre a desempeñarme mejor y me brindó apoyo y conocimientos sobre política y saber quién es quién. Me regaló mi primera licuadora cuando me mudé sola y siempre que podía me brindaba el almuerzo porque ganaba el doble!! Peleamos, nos contentamos, sufrimos y gozamos. Que Dios te bendiga Montaño!!

En VTV las cosas también fallaron. María Fernanda se empeñó en creer chismes y fraguó mi salida del canal. Mil disculpas me pidió después pero igual que en VV, el daño ya estaba hecho y después de tres meses también perdí la oportunidad de ser productora, que era mi sueño. El medio de la televisión comenzó a descubrirse como uno de intrigas, malas intenciones, envidias y que fastidio, yo no quería eso. Confieso que nunca supe quien convenció a la Flaca de tantas barbaridades. Yo tengo mi carácter y puedo ser muy dura a veces, intransigente, pero nunca jamás actuaría en contra de una amiga y menos de alguien que me apoyó tanto a mi salida de VV. Como tampoco dejaría de querer a un amigo por un cuento. Nunca me alejaría sin tratar las cosas directamente con él o ella. Nunca dejaría las cosas sin aclarar. Aquí murió mi ilusión de trabajar en televisión. Épocas duras donde no tenía yo la perseverancia por encima de la sensibilidad o inmadurez, tampoco tenía quien me aconsejara bien. No tenía asidero para discutir sobre mis asuntos. Para mí fue una derrota atroz. La herida que nunca cerró.

Recuerdo mis trabajos con mucho orgullo: la caída de la avioneta en El Avila, el aterrizaje de emergencia de la avioneta en la autopista del este, el secuestro de 3 aviones de Aeropostal. También recuerdo los trabajos especiales con la presidencia de Honduras y el Salvador, era la enviada especial a las reuniones privadas del presidente Caldera, fui invitada especial en Miraflores, en fiestas privadas de diputados y senadores, mis largas conversaciones con Reynaldo Leandro Mora, el éxito en la aprobación de la Ley contra las drogas, recibir los premios de periodismo en cadena nacional, etc. Una época lindísima. Me siento muy orgullosa de mi paso por la pantalla de la televisión. En 2009 me tropecé con Revenga en un evento cultural, fue muy emotivo y afectuoso al saludarme, eso me lleno de una alegría inmensa, nunca quise quedarle mal, decepcionarlo. Este día, me di cuenta de que no fue así. Gracias a Dios. Sin embargo, Alba Revenga mas nunca me habló.