jueves, 25 de julio de 2013

Empieza el camino a la universidad

En 1974 fui a Europa por primera vez en un tour de jovencitas. Conocí lugares maravillosos. París, Roma, las Islas Griegas, Bruselas, Brujas, Milán, Florencia, Madrid, Toledo, Granada, Sevilla, un pueblito precioso de Suiza, Insbruck, Viena, Venecia, Lisboa, Londres.

Londres, París, Madrid y Lisboa los visitaría más tarde en 1976, agregando a Madeira, Alicante, Benidorm, Loire, Versailles, con el premio del rostro más bello. Un viaje inolvidable con dos amigas que hoy ya casi no existen en mi vida.


Eduardo Rivodó y Alejandro Romero eran los mejores amigos de Pedro Elías. Dos grandes panas. Inteligentes y buenísimos, siempre serán como hermanos para mí.

El grupo de amigos eran los de “la 10” (avenida 10 de Altamira) que se reunían en casa de los Machado. Popi, Tuti, el Flaco Sanchez, Fideo, con quien me empate un tiempo, Leonel, Bernardo. Era la época de la gran bonanza de Venezuela y por ende la de mi papá. Compramos apartamento en Miami Beach y viajábamos por lo menos tres veces al año a comprar, a Disney World, a pasear. Mi papá era uno de los seres más generosos que he conocido. Para él la amistad también era prioridad. Le compraba a sus amigos, contrataba a sus amigos, beneficiaba en primer lugar a sus amigos. Con nosotros, sus hijos, era espléndido, nos dio todo lo que pudo darnos sin malcriarnos. No escatimó en educación y siempre hizo todo lo que estuvo a su alcance para darnos lo mejor. Dios lo bendiga por su esfuerzo porque dificulto también conocer otro ser humano trabajar tanto como lo hizo Fernando Mendoza Aristeguieta.
 
Pedro y yo 1975

Participamos en el Festival intercolegial La Carrera del Sol. Quedamos en segundo lugar el día de la canción venezolana. Nano fue nuestro profesor de canto. Creo que me enamoré de él. Gozamos mucho, por primera vez el colegio figuró y clasificó. Un empeño mío que logramos concretar, así como el periódico del colegio. Siempre inventaba nuevas aventuras. La directora era Milagros Erminy, estricta y conmigo un tanto hostil pero a la vez me quería. Nuestra madrina de promoción fue Sonia, la profesora de Historia de Venezuela. Falleció años más tarde, de cáncer. Una gran amiga del colegio Chabela Rincón, también Maria Silvestri, Marisela Carderera. 

Ya había tomado la decisión, muy bien influenciada por mi prima Ana Teresa, de estudiar Comunicación Social. Así fue como inicié de inmediato el curso propedéutico en la UCAB y entré. Era octubre de 1975. Tenia 19 anos.
 
1977 JWT Comercial de Astor Rojo
Al entrar al colegio perdí todo contacto con mis compañeros de El Peñón. No sé por qué pero así fue. Como si me hubiera mudado de ciudad. Fue una etapa difícil en mi vida. Nuevas amigas, otra vez cambio de nido. Adaptaciones dolorosas en medios de subsistencia diferentes. Me sentía como una paria. Mientras mis hermanas, las cuatro, estudiaban en la Academia Merici, el colegio más distinguido para señoritas de Caracas, y se iban con chofer, yo estaba en cualquier colegio y andaba en autobús. Vidas diferentes que me hicieron ser muy diferente. Me desligo de ellas en su totalidad. Las cosas mejores eran para ellas. Vestidos nuevos, fiestas. Yo siempre me vestí con las chivas de Carmen Cristina. Sólo dos atuendos para mi recuerdo: el traje de madrina para el matrimonio de Carmen y la maxifalda azul marino y blanca que me hizo la señora Maturen y me puse para la fiesta de Titina Díaz.

Mis relaciones con mi mamá estaban absolutamente deterioradas. A cada rato me decía que “era igualita a mi papá” y creo que no significaba que era bueno. Creo además que fue entonces, que perdí ese amor que todo hijo siente por el primero de su vida. No recuerdo cuando fue la última vez que me abrazó o me besó. No recuerdo nunca que me dijera lo buena, valiente, inteligente o bonita que era. No recuerdo que comprendiera nada de lo que me pasaba. No recuerdo cariño, comunicación, nada. Sólo regaños, castigos y peleas. Me duele, me da mucho sentimiento pero no puedo recordar otra cosa.

Estrené mi Fiat 132 color vino tinto que me regaló mi papá por graduarme. También cuando a mis 21 años me despertó para regalarme un Rolex. Lo recuerdo mucho porque me pareció muy dulce la forma en que se acercó a mi cama para entregármelo.  Con ese carro todos mis recuerdos de la universidad, una vez más otro cambio en mi vida que me marcó profundamente. La vida entera la he tenido sellada por la manera de ser de mi mamá porque no entenderé nunca esa forma de ser tan indiferente, apática, parca, fría. 

Alguna que otra salida, pero mas que todo fue muy intensa la universidad, comenzó nuevamente mi tragedia con la gordura, la obesidad. Un tema no resuelto de mis afectos y mi autoestima. 

Algo que he visto en otras familias amigas es que entre hermanas, ademas de hermanas, ellas son amigas, se cuentan sus cosas sin criticarse, sin juzgarse y hasta se protegen y se esconden las cosas. En mi caso no ha sido así  Mis hermanas han sido mis hermanas pero no amigas. Quizás con Adriana ha sido distinto, un poco. Con ella logre una relación mas cercana y mas de unión de verdad. Adriana es la quinta de la casa y la mas bromista y "alegre". Siempre esta riéndose y contando chistes. Tiene amigas muy intimas que son bien cheveres y se quieren mucho. Ya de adultas, ella ha sido la mas cercana a mis hijos, por lo menos a Andres Elias. Tiene su caracter fuerte, es inteligente y bonita.  Mi abuelito le decía "mosquito de pina". Es abogado y como yo, ha trabajado mucho para mantener su hogar y sus dos hijas y ahora una nieta.

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