Ya divorciada de Armando,
comencé una dieta full fuerte para adelgazarme y sentirme bien. Convencida
estaba que más nunca volvería a casarme. Una vez que perdí bastantes kilos
cometí la locura de hacerme una liposucción. Realmente me puse espectacular.
Seguía en RCTV trabajando pero bastante inestable. Después de salir de EL CLUB
DISNEY, salieron también los gerentes que me supervisaron: Gustavo y Alejandro
García. Quedé a la merced de Hugo Carregal quien fungía, con mucho poder, de
Gerente de musicales. No me quería mucho ni yo a él. En fin, Alejandro Parisca,
excompañero de postgrado en Loyola Marymount University, era entonces VP de
Producción y me propueso ir a Acapulco como asistente para la grabación del
primer Festival de Acapulco. Viajamos Hugo, Carmen Victoria Pérez (la flaca) y
algunos asistentes. El viaje fue maravilloso, yo quise hacer más de lo que me
pidieron: entrevisté a Stefanía de Mónaco y escribí esa entrevista en exclusiva
para El Diario de Caracas, impreso del grupo 1BC. A Hugo no le gustó. Al
regreso del viaje donde conocí a Vicky Carr, Locomía, Emmanuel, etc. quedé
nuevamente jugando banca. Finalmente me llamaron y me dijeron que estaba fuera.
Fue bien triste. Me afectó mucho pero ya no había más nada qué hacer.
Andrés tenía tres añitos
así que comencé a buscar trabajo en otra cosa que ya más nunca sería mi adorada
televisión, mi pasión.
Y así las cosas, a
través de un amigo de mi cuñado y padrino de Andrés, Alfredo Arnal, conocí a
Gustavo Badillo. Un jefe de taller de una tienda de buceo quien se enamoró de
mi desde el primer día y terminamos teniendo una relación y posteriormente,
casándonos.
Mi papá se enfermó
bastante en esos años y finalmente, siendo muy joven aún, a los 65 años,
falleció. Tenía un tumor en el hígado. Fue durísimo. Mi papá, quien ya nosotras
grandes e independientes (al menos yo) había establecido una relación de amigos
y nuestros encuentros eran bastante frecuentes y grupales, se había ido
definitivamente.
Un 11 de febrero de
1992, el mismo día del cumpleaños de Melanie, no aguantó la operación.
Seis meses después
estaba casándome con Gustavo. En una jefatura. No hubo fiesta, no hubo regalos.
Hubo sí una luna de miel en la Isla Santa Lucía. A Gustavo le botaron la ropa
afuera de su casa cuando la familia se enteró que se casaba. Terribles momentos
y muchos conflictos rodearon esa boda. Gustavo es un hombre bueno, pero
igualmente, repetí el patrón, un tipo sin mayores ambiciones al cual dejé que
me escogiera en vez de hacerlo yo.
Algo pasó en los
patrones de mi casa al no saber por segunda vez lo que quería para mí como
pareja. Gustavo es un tipazo, bueno, cariñoso, pero no tiene carrera, criado en
el seno de una familia medio extraña, ermitaño, resignado, conforme. Yo soy
ambiciosa, estudiosa, con postgrado, super trabajadora. ¿Por qué me fijé en él?
Creo que ese fantasma de quedarme sola, de no tener sino un hijo, qué sé yo….
Volví a equivocarme, y no sería la última vez. Mi papá se muere en febrero y me
caso en julio. En esos meses tuve una depresión horrible. Me hundí en una tristeza
profunda y devastadora. Gustavo no sabía qué hacer. Finalmente fui al
psiquiatra quien me hizo descubrir que la muerte de mi papá me había afectado
mucho porque solo quedaba mi mamá, con quien nunca había tenido una buena
relación. Mi papá era mi nexo con quien podía conversar de las injusticias que
mi mamá cometía a favor de Melanie, a quien ayudaba sin justificación
despreciando mi afecto solamente porque me parecía a mi papá. Mi mamá siempre indiferente y distante, mi papá afectuoso, cariñoso y echador de broma. Se
había ido. De repente. Estaba acostumbrada a verlo enfermo pero nunca se me
ocurrió que moriría.
Mi salida de RCTV,
después de 4 años de trabajo, me dolió. Era mi última esperanza de trabajar en
televisión. Ese año antes de conocer a Gustavo, salí con Alvaro Delgado, un
viudo que no había superado la muerte de su esposa. Fue corto. Todavía lo veo
por ahí a veces. Ana María mi hermana se fue escondida a USA detrás de la secta
de Lyndon Larouche, dejando a mi mamá super dolida. Otro error. La verdad es
que mi mamá ha sufrido mucho, creo que nunca ha hecho nada con mala intención,
menos los comentarios amargos que emite de vez en cuando. Creo más bien que su
propia crianza, sus frustraciones, su amargo dolor por el abandono de mi papá,
la tristeza de haber perdido un hijo, las pocas herramientas personales,
psicológicas y profesionales que (no) tuvo, hicieron de ella una madre
responsable, de su casa, pero hasta ahí. Nada cariñosa, nada preparada y con
poca autoestima, nos hizo a su semejanza, nuestra autoestima es muy baja y muy
pobre. No haber visto esto con tiempo, nos dio a todas muchos fracasos,
divorcios y relaciones pobres, malas, inapropiadas. Sólo creo que hemos sido
buenas madres. Al menos eso he tratado con todas las fuerzas de mi alma porque
eso también nos los dio: querer ser mamá.
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