Ella tenía 16 años y el 18.
Fueron novios durante un año.
La guerra estalló en Rumania y el se fue de
allá. Cruzó mares y recorrió miles de kilómetros hasta llegar a una isla
pequeña del Mar Caribe.
Allí comenzó a trabajar y a pensar en ese
amor que había dejado en su tierra natal.
La guerra fue muy cruel.
Tanta gente murió y muchos perdieron todo o casi todo.
Hasta partes de sus cuerpos.
Tanta gente murió y muchos perdieron todo o casi todo.
Hasta partes de sus cuerpos.
Un día, diez años después de haber
terminado el horror de esa gran guerra, ella supo que él estaba en Trinidad y
le escribió una carta para dejarle saber de ella y aspirando saber cómo estaba.
Para su muy agradable sorpresa recibió respuesta,
una mejor de lo que esperaba. Su novio de la adolescencia le dice en su carta
que la quiere con él otra vez y le pide que viaje hasta Trinidad.
Ella tomó el barco, la decisión y las ganas,
las maletas y el amor, la valentía y el coraje, la vida y la aventura con la
misma fuerza con que lo amó diez años atrás, y navegó días enteros hasta llegar
a su destino.
Se casaron.
Fueron muy felices.
Luego vinieron a Venezuela y aquí se multiplicaron.
Se casaron.
Fueron muy felices.
Luego vinieron a Venezuela y aquí se multiplicaron.
Ella tiene 97 años.
Dos hijos y varios nietos.
El ya no está, se fue en su viaje a la eternidad y ella sigue siendo bella, amorosa y una mujer feliz.
Dos hijos y varios nietos.
El ya no está, se fue en su viaje a la eternidad y ella sigue siendo bella, amorosa y una mujer feliz.
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