Desde hace mucho tiempo, aproximadamente 8 años, se me ocurrió escribir mi vida. El interés y la única motivación fue el de dejarles a mis hijos mis experiencias, vivencias y sentimientos a través de los tiempos, por aquello de que, mientras son niños y adolescentes, no se interesan mayormente por lo que sienten, piensan o viven sus padres, pero cuando crecen, conocer mas profundamente sus raíces, por qué somos como somos, qué situaciones, experiencias o antecedentes marcaron esas vidas que hemos tenido y tienen tanta influencia sobre nosotros, despiertan esa curiosidad y ese interés que cuando somos mas jóvenes no se presenta.
Este blog es tan personal que yo siento que solamente lo leo yo pero espero que, llegado el momento, mis hijos y quizás mis nietos, lean y me conozcan en profundidad, mis sentimientos, lo que me importa, lo que sé y lo que no sé, mis aciertos y mis errores y puedan aprender algo de esto, que los ayude a ser cada vez mejores personas. Iré agregando paulatinamente los capítulos, a medida que ademas, agregue recuerdos que había olvidado. Hijos míos, esta he sido yo.
MI VIDA
I
Me gusta bajar caminando
por la cuarta avenida de Altamira en Caracas. Desde la primera casa, donde
vivían los Dona, las memorias comienzan a agitarse suavemente pidiéndose
permiso para ocupar el primer puesto de la fila. Otras… se quedan atrás y
quisieran nunca llegar al espacio del recuerdo.
Nací el 15 de abril de 1956 en la clínica Méndez
Gimón de la avenida Andrés Bello, Parroquia El Recreo, Municipio Libertador. El
partero fue Reynaldo Febres Cordero. Fue aproximadamente a las 9 de la noche.
La hora es incierta porque mi mamá no se acuerda y no hay registro de la hora
exacta de este evento. (Hecho que siempre se asoma cuando quiero conocer mi carta astral, por ejemplo). El recuerdo o la anécdota que gira alrededor de mi
nacimiento, es que cuando mi mamá llegó a la clínica, el médico le dijo que no
era hora de parir todavía y que él se iba a cenar. Cerca de las 8:30 mi mamá,
adolorida y con contracciones, dijo que ahí venía yo y mi madrina de
confirmación, Josefinita Luciani (la mejor amiga de mi mamá por muchos años),
le abrió las piernas y le dijo que pujara hasta que nací, morada, casi
asfixiada y luego entonces apareció el genio del doctor. Así que no hubo
anestesia, ni quirófano. Mi
mamá sólo recuerda que se rajó desde el pubis hasta las nalgas y le cogieron 25
puntos de sutura.
Nací cuasi sin vida…ese es el cuento. De allí es que mi abuelo llamaba
a mi madrina “puja puja”. Dice mi madrina también que lloré mucho y que estaba
morada. El porqué me llamaron Maria Elena tampoco tiene historia. Simplemente
fue porque a mi mamá le gustaba ese nombre. No hay anécdota. No hay ningún recuerdo feliz, especialmente. Asi me lo narraron. Eso me hizo la tercera hija del matrimonio de Fernando Mendoza Aristeguieta y Maria Cristina Esclusa Montero, después de Carmen Cristina, de 6 años y Pedro Elias, de 3. Esa era, al momento de mi llegada a este mundo, mi familia inmediata. Entiendo que vivíamos en Altamira, en una casa llamada SERENATA, al pie del Avila, sultana de Caracas. Nuestro emblema urbano, el pulmón de la capital de Venezuela.
Bajo el signo zodiacal de Aries, unos dicen que con ascendente en Sagitario y otros Escorpio, morada, llorando y atravesada a la hora de la cena, un domingo, nací.
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