domingo, 5 de agosto de 2007

LA RESILENCIA. El oculto potencial del ser humano.

LA RESILENCIA. El oculto potencial del ser humano.

Helena Combariza.
Educadora, Filósofa e Investigadora.

¿Qué es la Resilencia?.

El término resiliencia se refiere originalmente en ingeniería a la capacidad
de un material para adquirir su forma inicial después de someterse a una
presión que lo deforme. Al hablar de resiliencia humana se afirma que es la
capacidad de un individuo o de un sistema social de vivir bien y
desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y
más aún, de salir fortalecidos y ser transformados por ellas. Posiblemente
la resiliencia en cuanto realidad humana sea tan antigua como la propia
humanidad, sin embargo el interés científico en ella es mucho más reciente.

Aparecen entonces dos elementos básicos de la resiliencia: la resistencia
frente a la destrucción o la capacidad de proteger la propia integridad a
pesar de la presión, dicho en otras palabras la superación de las crisis, el
dolor, la muerte, la pobreza, como situaciones límites ante las cuales se
resiste el ser humano, como luchador innato y sobreviviente de la esperanza;
y el otro elemento lo constituye la capacidad de construir o reconstruir su
propia vida a pesar de las circunstancias difíciles. Es el concepto oriental
de las crisis: como dificultad y como oportunidad. Las crisis son conflictos
de alta intensidad y por lo tanto con un alto poder de transformar
individuos y sociedades. "Solo una sociedad madura para los conflictos, es
una sociedad preparada para la paz", recuerda el maestro Estanislao Zuleta.

Se puede afirmar que se tiene una crisis cuando lo que se vive puede, en la
conciencia de cada ser humano, exceder su capacidad de respuesta o de
recuperación, se pierde la esperanza y el sentido de lucha.

En la óptica de la resiliencia en cambio, los conflictos son la base del
desarrollo, cuando aparecen están anunciando crecimiento, transformación,
buenas noticias. Se trata entonces de un potencial humano activado que logra
muy buenos resultados a pesar de un alto riesgo, que mantiene competencias
bajo la amenaza, que sigue creciendo en armonía, que es capaz de superar el
miedo, que tiene la fortaleza de convertir el trauma en una oportunidad de
crecimiento. Sin embargo las crisis, vistas como oportunidades de
crecimiento, implican el desarrollo y fortalecimiento de factores que
dinamicen y activen el potencial humano, de superar las dificultades y salir
fortalecidos de ellas.

Entre estos factores pueden destacarse: La capacidad de crear sentidos y
significaciones, o un profundo entendimiento, a pesar de las dificultades,
de que hay algo positivo en la vida que es capaz de dar coherencia y
orientación a la misma.

Víctor Frank, psicoanalista austríaco, quien sobrevivió en un campo de
concentración, fue capaz de llegar a la libertad, después de la guerra,
mediante la búsqueda de un sentido, lo que llamó posteriormente la
logoterapia. Jairo Aníbal Niño, con su voz de poeta aporta el sentido y la
significación a través de la palabra: "Los humanos han sabido cultivar el
bosque de las palabras; con ellas se hermanan, se comunican, se consuelan,
cantan y sueñan. A veces se les olvida que tienen ese milagro instalado en
la cabeza, en el corazón y la lengua; entonces creen que solo la violencia
resuelve sus contradicciones y conflictos. No se dan cuenta, entonces, que
la violencia es la más triste e inhumana ausencia de pensamiento"

La vincularidad. Son las redes de apoyo incondicional que un ser humano
requiere para sentirse parte del mundo, de la sociedad, del país, de la
familia. El vínculo según Jung es la misma unidad humana, lo individual es
una ilusión. Implica entonces intercomunicación afectiva que es la base de
todo crecimiento humano. Crear lazos, como lo afirma Antoine de Saint
Exupery en su libro El Principito es la base de la amistad y el amor, pero
también crear lazos es acompañar en el dolor, unirse en la angustia del sin
sentido para dar esperanza.

Los seres humanos en circunstancias especialmente difíciles requieren una
mano amiga, un acompañante un "cómplice significativo" que les permita crear
lazos y vínculos consigo mismos, con los otros y con su entorno. Todos estos
enunciados son caminos de vincularidad que suscitan el potencial humano de
la resiliencia.

El sentido del humor. Las personas que son capaces de reírse de sus males
llevan la mitad del camino recorrido. La base del sentido del humor es el
mismo sufrimiento. La gracia suele implicar el reconocimiento y la ternura
ante lo imperfecto, el fracaso, la capacidad de admiración ante lo
inesperado, y cuando la respuesta es una sonrisa, tal vez no acabe con el
sufrimiento, pero tampoco éste acabará con quien lo padece. Quien logra
reírse de sí mismo ganará en libertad interior y fuerza. Con el humor se
dinamiza el potencial humano en situaciones límites. Valoración de la
diferencia. La ternura que implica no solo el respeto sino el amor a la
diferencia, se convierte sin duda en un factor protector por excelencia de
la superación humana.

En la base se encuentra el crecimiento de la autoestima, en lo diverso que
tiene cada persona como tesoro escondido con el cual puede acrecentar su
esperanza y enriquecer su autoestima. Darle la oportunidad a cada ser humano
de descubrirse único e irrepetible en su diferencia, se convierte en la
clave de la aceptación personal y social.

En el "Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano(URUGUAYO) hay una
descripción hermosa de la diferencia como generadora de luz y claridad:
"Cada persona brilla con luz propia entre los demás. No hay dos fuegos
iguales, Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos colores. Hay
gente de fuego sereno, que ni siquiera se entera del viento, y gente de
fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos bobos que no
alumbran ni queman: pero otros arden la vida con tantas ganas que no se
puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende"

El enfoque de resiliencia puede aportar significativamente al cultivo de una
esperanza realista, porque sin negar los problemas, centra la atención en
las fuerzas y potencial humano que se pueden capitalizar.

La esperanza real no es una vía de escape, sino que descubre un potencial
positivo real pero escondido a una mirada superficial y pesimista del valor
humano. Esto viene al caso de la persona, pero también de las sociedades, de
los países y en general del género humano.

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