A mi me encantaría de verdad salvar a los lobos grises de México, las focas del sur de California. No quisiera que el Ártico se siguiera derritiendo, o que exterminen mas mujeres en la India. Quisiera que no se expandiera el calentamiento global y que la menopausia no fuera tan devastadora en las mujeres del planeta. Pero si a ver, vamos, lo que de verdad quiero es que Venezuela se salve de estos lobos, y de estas focas. Que el calentamiento político se extinguiera y evitar la menopausia democrática. Que todos nos uniéramos con cuatro pares de aquellas para darle un parao a lo que viene. Con gallardía, valentía, honor y venezolanidad.
Ya basta de pasividad y aguante. Hemos permitido las mas burdas violaciones a nuestra constitución en nombre de falsas causas y siguiendo el delirante sueno comunista de un presidente agonizante. Tenemos que repensar las armas de lucha porque no es una de iguales. Es la vorágine contra la calma y el terror contra la paz.
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